Tras la sonrojante derrota del pasado domingo en
Las Palmas, el primer equipo heliopolitano ha regresado al trabajo, en una sesión en la que no hubo el buen ambiente y el tono distendido al que nos tienen acostumbrado los verdiblancos desde que Setién se hizo cargo del equipo allá por verano.
Y es que, una de las máximas del técnico es que si el jugador está feliz, juega mejor. Pero, tras el 1-0 en el
Estadio Gran Canaria, el equipo tiene pocos motivos para sonreir. Tampoco
Quique Setién, al que ayer se le pudo ver visiblemente afectado, sin querer hacer sus habituales bromas con los jugadores durante los rondos de calentamiento. La seriedad se adueñó de una sesión en la que sólo participaron los suplentes y los no convocados para el partido ante
Las Palmas y que comenzó con un importante retraso.
De hecho, estaba prevista para las 11:30 horas, y se iba a desarrollar a puerta cerrada, con permiso para los medios gráficos los primeros 15 minutos, pero comenzó rozando el mediodía, lo que invita a pensar que la tradicional charla con la que
Setién comienza cada sesión se realizó esta vez en la más estricta intimidad.
Los titulares el domingo, salvo
Antonio Adán, permanecieron en el interior de las instalaciones de la ciudad deportiva trabajando en el gimnasio. Este martes la plantilla descansará para volver ya el miércoles a los entrenamientos, pensando en el
Atlético de Madrid.