De los catorce jugadores que participaron ayer en Butarque (para la mayoría, parece excesivo decir que comparecieron), sólo cuatro se salvan de la quema. Apenas Pau López (sin culpa en los goles y atento para evitar unos cuantos más), Sidnei (multiplicado en la resta), Lo Celso (el único con algo de inspiración) y Lainez (con ganas y descaro) se mantuvieron a flote en un naufragio bético de dimensiones mayúsculas. Especialmente en defensa, el equipo de Setién hizo aguas, pero es que, encima, adoleció de una preocupante falta de ideas a la hora de generar juego.
Por parte sevillista, el éxtasis final, con dos goles en el epílogo, para igualar el 0-2 del Eibar, tuvo como protagonista a Sarabia después de haber firmado un mal partido, pues asistió en el 2-1 y anotó el empate. También se salvó Ben Yedder, autor del primero, y Promes, mejor en la izquierda que en la derecha y que asistió en el 2-2. Ni marcó ni dio pase de gol André Silva, pero destacó por su trabajo durante los 90 minutos, clave en la vanguardia.
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