ANÁLISIS

El eterno retorno

El eterno retorno
El eterno retorno - Carlos del Barco (Sevilla)
EFEEFE5 min lectura

Miradas perdidas, brazos caídos, atonía y una absoluta ausencia de ideas y 'guindilla', el 'carbón' del toreo y el fútbol, definen el estado de ánimo de un Betis empeñado en instalarse en el borde ese precipicio de intranquilidades tan familiar que le hace ser a este equipo uno de los que mejor encarna el mito del eterno retorno, la vuelta cíclica y obsesiva a lo mismo.

La noche negra ante el Éibar (0-2) es una más en una temporada en la que al técnico chileno Manuel Pellegrini, llamado a dotar de personalidad y estabilidad al proyecto verdiblanco, se le ha caído a las primeras de cambio el equipo entre esas cataplasmas retóricas de 'remar todos juntos', 'estamos todos unidos', 'no podemos recibir tantos goles', 'juntos sacaremos esto adelante', 'hay que hacer autocrítica' o cosas del mismo tenor, hueco.


Getafe, Bilbao, Real Sociedad, Atlético de Madrid, Barcelona son algunos de los hitos inversos de un equipo que ha sumado tres de los últimos dieciocho puntos en juego, que ha perdido su tres últimos partidos y que ha vuelto por donde solía, a esa convulsión tan familiar.


El de Pellegrini y el nuevo director general deportivo bético, Antonio Cordón, es a día de hoy un proyecto que hace aguas por ausencia de ideas y de tono, el que la entidad va buscando desde las salidas abruptas de Quique Setién y, sobre todo, de Lorenzo Serra Ferrer, y el intento fallido que supuso el discreto y fallido paso por el banquillo de Joan Francesc Ferrer 'Rubi'.


"Ni mucho menos pienso en dar un paso al costado", afirmaba el 'Ingeniero' tras el enésimo descalabro de los suyos en una temporada en la que el Betis empezó gallito y, como el 'Gallo de Morón', se encuentra en estos momentos en el límite aviar del 'sin plumas y cacareando', a dos puntos de los puestos de descenso y con el lacerante guarismo de 23 goles en contra.


Prematura se antoja la declaración de intenciones del de Santiago cuando sólo se llevan jugados doce partidos de la primera temporada de las tres que tiene firmadas con el Betis para enderezar una convulsa historia reciente de banderías y filias y fobias en el banquillo y la dirección deportiva que han hecho que la inestabilidad sea el estado natural de la entidad.


El técnico chileno, en un tono elocuentemente sombrío sobre su expresión de natural seria, parece haber perdido el pulso de un equipo que, por encima de las jergas y las consideraciones tácticas, también se ha dejado en el camino de los doce partidos jugados la mínima tensión competitiva exigible en una Liga como la española.


Pese a la sensible baja por lesión de Sergio Canales, el alma del equipo bético, el Betis también ha dado las mismas alarmantes señales con el cántabro en el césped, en el que están casi todos los que son y en el que los que están y salen ofrecen síntomas de caída como el miedo a tener el balón, las prisas por soltarlo, el tembleque con la pelota parada, en expresión de Pellegrini, y el ser superado por todo y todos.


Y entre todos los que son y están, además de Canales, señalados salen algunos jugadores que estarían llamados a tener un papel protagonista y que no han dado el paso al frente que les es exigido por su, a priori, peso específico y salarial como el portugués William Carvalho, el francés Nabil Fekir y Borja Iglesias, esa enorme decepción.


Lo que tiene por delante desde hoy el equipo bético hasta que termine 2020 es, el próximo sábado, Osasuna en El Sadar, recibir en casa a Villarreal y Cádiz, sendas salidas a Granada y Valencia para jugar con el Levante y, entre medias, la eliminatoria de Copa del Rey ante el UCAM Murcia.


Cuando asome enero, el Betis iniciará 2021 en el Benito Villamarín ante el eterno rival y ya entonces sabrá mucho de sus objetivos en una temporada en la que ha vuelto por donde solía y en la que el equipo, Cordón, Pellegrini y la cúpula de Ángel Haro y José Miguel López Catalán han tenido el relativo alivio de que el beticismo no ha podido emitir veredicto: anoche fueron miles de peluches inofensivos los testigos de eterno retorno.

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