El 'Panda' suelta lastre

El 'Panda' suelta lastre
El 'Panda' suelta lastre - Carlos del Barco
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Los dos goles de Borja Iglesias a la Real Sociedad han supuesto, además de sellar el pase del Betis a los cuartos de final de la Copa del Rey, que el 'Panda' suelte el lastre de toneladas de ansiedad y presión que lo han acompañado desde su llegada a Heliópolis como uno de los fichajes más caros de la historia verdiblanca.

 

La explosión de abrazos de sus compañeros y las lágrimas del punta gallego al final de la noche londinense del Villamarín es la mejor definición del apoyo y cariño a quien se libera de todo lo que ha acumulado en su andadura en el Betis desde que el club bético pagó los 28 millones de euros de su clausula de rescisión al Espanyol en el verano de la pasada temporada.

Desde entonces hasta la que ha sido su mejor noche como bético, la de ayer, nada había acompañado ni le había salido al espigado punta de Santiago de Compostela, quien en su primer año en el Betis logró los mismos dos goles que ante la Real después de empezarla, casi como un presagio, con una lesión en el tobillo en su estreno como bético ante el Valladolid.


Si hay dos puestos específicos en el fútbol, en los que confluyen más miradas que en el resto son los del portero y el del delantero centro y, en el caso del Panda, esa presión se vio acrecentada por el hecho de la gran inversión económica hecha por el club bético como solución a sus problemas con el gol.


Pero, como reza el axioma taurino -el hombre propone, Dios dispone y el toro lo descompone-, la pelota lo descompuso y nada le salió a Borja Iglesias en su primer año y, después de empezar el segundo como primera opción para el entrenador del Betis, el chileno Manuel Pellegrini, su escasa aportación y acierto lo postergaron al banquillo como casi tercer '9'.


El delantero gallego, quien el pasado 17 de enero cumplió 28 años, se vio superado en la titularidad de las alineaciones de Pellegrini por el paraguayo Tonny Sanabria y por el canterano Loren Morón, hasta el punto de que en la noche copera ante los de Imanol Alguacil salió en el minuto 85 como una solución para las urgencias.


Ya había empatado Sergio Canales en el minuto 77 el gol con el que Mikel Oyarzábal había adelantado a los donostiarras en el minuto 12 y el Panda entró en el césped como lo había hecho en otros encuentros anteriores de este año en el que ha sumado 524 minutos en 16 partidos, casi a la desesperada a la caza de una.


Amortizado para muchos, denostado hasta la chanza por otros en el anonimato ocioso y faltón de las redes sociales, criticado por los más por su desacierto ante el gol, Borja Iglesias, como destacó anoche Pellegrini, ha seguido trabajando en silencio, no se le ha oído una voz más alta que otra y ello se notó en la unanimidad de la reacción de sus compañeros.


"Es mucho tiempo, estoy muy contento porque hay mucho trabajo detrás", dijo tras el partido Borja Iglesias, quien agradeció la respuesta unánime "de todos cuando haces un gol y cuando haces otro: ver cómo lo celebran tus compañeros, incluso los que están fuera, ha sido muy bonito", destacó.


Y es que esos dos goles al portero donostiarra Álex Remiro hicieron aflorar en la plantilla bética, desde el primero hasta el último, las muchas horas rumiadas en soledad por el Panda en la ciudad deportiva, de frustración en el banquillo, de presión al calentar en la banda y de rabia cuando no salían las cosas.


Quien incluso había sonado para salir cedido en el mercado de invierno, se reivindicó además con dos goles de delantero caro y no en la acepción de lo que se ha pagado por él, sino en la otra. Un control orientado y tiro cruzado en el primero que le puso Rodrigo Sánchez 'Rodri' y un perfecto testarazo a un pase medido, como diciéndole ahí la llevas, del capitán Joaquín Sánchez, de los más que más se alegró junto a Pellegrini: "seguía trabajando, nunca había bajado los brazos", dijo el chileno.


 

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