Vitolo y la parodia nacional

Carlos PérezCarlos Pérez
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Vitolo y la parodia nacional
- Carlos Pérez (@carlosperezED)
Decía Monchi siempre, tras comprobar cómo se le escaparon algunos fichajes que tenía ya atados (Van Persie, Kevin-Prince Boateng, Gronjkaer, Gomis...), que nada está hecho "hasta que no está firmado". Y en el Sevilla saben que, a veces, ni incluso así, como ocurrió con Tomas Ujfalusi. Pero Monchi ya no está. Y el de San Fernando era mucho más que un director deportivo. Lo suyo lo hacía como nadie y lo del resto, casi que también. Ahora son unas cuantas personas las que se reparten sus múltiples funciones, porque su sustituto se dedica únicamente a fichar, que no es poco. Y claro, la línea a seguir está bastante más difusa.

Es evidente que Castro se precipitó con lo de Vitolo, por filtrarlo, primero, y por anunciarlo, después. Lo hizo con una vehemencia delnidiana y frase loperista: "Yo hablo realidades". Quiso defender el honor del Sevilla, al que estaban vilipendiando, entendía, y ha terminado quitándole lo blanco al escudo y dejándolo sólo en colorado y con la cabeza gacha.

Lo de ir a la justicia ahora suena a pataleta. O Vitolo está firmado o no lo está. Y no, no lo está. Eso sí, Osasuna ha roto relaciones con el Athletic por mucho menos. Es algo que debería mirar el presidente; que el Atlético no sólo es que no caiga bien por Nervión, es que es el rival más directo que tiene en LaLiga. Veremos por cuánto le sale la broma de arrebatarle al Sevilla al jugador a última hora... De chiste ha sido también el papel de Las Palmas, radiando con supina torpeza cómo pretenden burlar la ley. Hasta el policía de Los Simpsons, que, como Castro, también tiene una máquina de escribir invisible, se hubiese dado cuenta.

Tampoco se libran ni la agencia de representación ni el propio futbolista, claro está, aunque en el fútbol ha quedado meridianamente claro que no hay nada por encima del dinero, que en este caso además es muchísimo: ni la verdad, ni los sentimientos, ni la vergüenza, ni la dignidad.

Y me pregunto, al final, si el último intento del Sevilla por renovar al canario respondía más al orgullo que a una necesidad real. Iba en contra de la fórmula que tantísimos éxitos le ha dado a la entidad. Era dejar de ingresar unos 35 millones de euros y gastar otros 8-10 brutos en el salario de un extremo que vive fundamentalmente de la potencia, la cual irá perdiendo con los años. ¡Claro Vitolo es muy bueno! Pero se fueron mejores y los títulos han seguido cayendo. Denle su espacio a Correa o Sarabia y devuélvanle el blanco al escudo, que no merecía formar parte de esta parodia nacional. 
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