Quintana no trae la mejoría

Quintana no trae la mejoría
- Gracia Ávila
Gracia ÁvilaGracia Ávila 3 min lectura
El parón por las ventanas FIBA no ha servido al Real Betis para nada. Bueno, le ha valido para comprobar que Blake Schilb es un jugador con la camiseta verdiblanca y otro bien distinto con la elástica de la República Checa. En Sevilla promedia 6,4 puntos y 2,1 rebotes, mientras que con su selección sus prestaciones se elevaron hasta los 17 puntos y 6 rebotes. Esto plantea una duda: ¿El despegue del alero en San Pablo es solo una cuestión de forma física?
 
Las dos semanas de trabajo adicionales que ha tenido Óscar Quintana no se vieron reflejadas en Tenerife, donde los hispalenses sumaron, con merecimiento, su décima derrota, colocándose a un paso de entrar, por la puerta de atrás, en la historia de la ACB, igualando el pésimo inicio del CB Murcia en la temporada 1996/1997, cuando se puso con un alarmante 0/11.
 
En La Laguna repitieron los mismos errores: ausencia de juego coral, falta de sacrificio, mala elección de tiros, desaplicación en rebote e inexistencia de defensa. Esto último permitió, al peor ataque de la Liga, encajarle, nada más y nada menos, que 87 puntos. Los béticos no fueron capaces de aprovechar la delicada situación del Iberostar, que llegaba a su casa con dudas e impaciencia, tras acumular cuatro derrotas consecutivas. Sin brillo, los tinerfeños no vieron peligrar el triunfo, gozando de una renta que llegó a los 20 puntos.
 
“Nos faltó concentración en la zona. Estuvimos obsesionados por tapar los tiros de tres y el rival aprovechó para realizar buenas continuaciones con gente grande. Nos faltó creer en nuestro trabajo en los momentos claves”, valoró Quintana respecto a la defensa, a la vez que también elogió “la defensa agresiva” planteada por Fotis Katsikaris.
 
En algunos círculos se apunta a la falta de comunicación en el vestuario, y a la fragmentación, como uno de los problemas añadidos de este Betis, que naufraga en la tabla. A ello se suma también el caso Nobel Boungou-Colo o la desidia de Donnie McGrath en la mayoría de las contiendas. Problemas que agravan a este frágil equipo.
 
De momento, ‘la mano de Quintana’ no ha dado sus frutos. La esperanza está puesta en el joven Rade Zagorac, en que sirva de revulsivo, así como en lograr la mejor versión de Dontaye Draper, que aunque con desajustes, fue lo mejor de las filas béticas, junto al paso al frente del joven  base Mikel Úriz, valiente en la dirección. 
 
El Betis, con este desalentador panorama, tiene por delante 24 partidos para el final de la Liga y para no repetir la esperpéntica situación del curso pasado.  Las derrotas ya pesan demasiado a estas alturas.
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