En el mundo del fútbol no hay mejor bálsamo que las victorias. Maquillan los defectos, resaltan las virtudes e insuflan el ánimo necesario para esbozar una sonrisa delante del espejo.
El Betis de ayer se asemejó mucho al que perdió contra el Elche el pasado domingo, pero esta vez ganó, y eso lo cambia todo. Tanto es así que los béticos se fueron ayer a la cama pensando que quizás Andersen es mejor de lo que parecía, que Juanfran puede jugar perfectamente de lateral, que Lolo Reyes es un acierto total de la secretaría técnica, que Verdú poco a poco va pareciéndose al que brilló en el Espanyol, que Chuli tiene movimientos interesantes dentro del área y que Vadillo pronto dejará de ser una promesa para convertirse en un referente.
Todas estas sensaciones tienen su fundamento, pero sólo son válidas porque el Betis ganó. Si el Vitória de Guimaraes hubiese empatado en los minutos finales, la afición habría terminado cabreada, las conclusiones de Pepe Mel en rueda de prensa habrían sido distintas y esta columna de opinión versaría sobre otro asunto.
No obstante, especular con lo que pudo pasar y no pasó carece de sentido. La realidad es que el Betis sumó tres puntos importantísimos en la Europa League y ahora encara el partido contra el Atlético de Madrid con otro aire, el que le ha dado la panacea universal: ganar.
Estadio Deportivo
