Después de ver cómo te escamoteaban un penalti en el primer minuto, después de ver cómo se erraba otro que iba a hacer justicia a lo presenciado sobre el campo, después de ver cómo no eres capaz de plasmar en el marcador una superioridad que te ha llevado a tener el 66% de posesión, a doblar a tu rival en pases dados, a tirar todos los córners del partido, la mayor parte de los tiros a puerta... es lógico que uno esté bajo de moral y piense que todo se ha acabado -al menos el objetivo más complicado, la Liga-, pero este Sevilla nos tiene acostumbrados a levantar situaciones más difíciles y lo que ayer se perdió fue solamente dos puntos.
Y ante un rival que no ha perdido esta temporada con ninguno de los cuatro equipos que están en Champions, pues goleó al Atlético, empató en el Bernabéu, les igualó Messi en el último minuto y han sumado sendos empates a cero ante el Sevilla. El Villarreal no era un cualquiera, aunque ayer pareciera un títere a manos del equipo de Sampaoli. Nada está perdido.
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