Se ha curtido un nombre. Se ha labrado una fama a golpe de títulos que ahora le precede en el Viejo Continente y le ha situado en una posición de prestigio que impone a los rivales, pero que también supone una responsabilidad por la obligación de renovar esta condición cada temporada. Para ello, el Sevilla se ha reforzado con vehemencia, con nombres que infunden temor a un Basaksehir tan ilusionado por medirse al pentacampeón de la Europa League como consciente de la superioridad de los nervionenses, lo que, a su vez, le concede la ventaja de salir al césped sin ninguna presión. Todo lo contrario que el Sevilla, sin margen de error, y el imperativo de cumplir con el pronóstico ante los turcos para continuar con su crecimiento en todos los sentidos y luchar por un sueño de la mano de los 'jugones' que temen en Estambul.
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