Vitolo fue recibido en su llegada a Sevilla con gritos de "pesetero" y casi nadie duda que hoy se va a sufrir un ambiente hostil en su vuelta al Sánchez-Pizjuán. Su marcha dolió a los sevillistas por irse a un rival directo por la Champions -el Atlético de Madrid-, por las formas -a última hora y después de haberse comprometido verbalmente con el presidente- y porque su caso, después de cuatro años magníficos en lo deportivo en Nervión, acabará resolviéndose en los tribunales. El malestar es inevitable, pero ya lo ha dicho el presidente Pepe Castro: "El mejor recibimiento es la indiferencia". Con el cierre del Sánchez-Pizjuán amenazando, hay límites, como llegar al insulto de forma coral y organizada que tanto persigue la LFP, que no se deben sobrepasar por respeto, por imagen y por el perjuicio que puede acarrear al club.
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