Quique Setién aseguraba ayer que no pensaría en el derbi y que los apercibidos estarían sobre el campo. Aunque sea impopular, este partido es más trascendente para el equipo verdiblanco que el que debe disputar dentro de quince días en el vecino Nervión.
De ganar hoy, se olvidará definitivamente de los fantasmas de las últimas semanas, tendrá tiempo para preparar la segunda parte de la temporada desde el optimismo, podrá alcanzar, como poco, los mismos puntos que el séptimo -que podría ser plaza europea- y se situaría a sólo cinco del eterno rival antes del gran duelo cainita.
Es demasiado lo que se juega como para pensar en un duelo que aún está por venir y al que llegará tras un periodo vacacional de por medio. Cuando el técnico cántabro dijo ayer que éste era el partido importante para ellos, lo decía porque lo pensaba.
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