El debut del prometedor Lara, la confirmación de Roque Mesa para ganarse su fichaje, el adiós a los banquillos de Caparrós y, posiblemente, de Rubén Castro al Real Betis... Muy poco había en juego en un sábado extraño en el mes de mayo, raro hasta por la climatología. Acostumbrados a vivir fines de temporada emocionantes y en los que había mucho en juego, ayer tan sólo había efímeros premios económicos a los que no dieron imporrtancia ni jugadores ni técnicos.
Habría que ver qué pensarían sus dirigentes. Ante eso sólo quedaba disfrutar de las últimas gotas de fútbol de una temporada que ha traído, en general, satisfacciones a Sevilla, pero también momentos tensos, en los que se rozó el desastre.
Sin tiempo para respirar, queda la final de Champions y llega el Mundial de Rusia, pero no es lo mismo. Eso ya es otra historia.
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