Sevilla y Betis inician hoy el camino más corto hacia un título con las miras puestas en la cumbre, en la ilusión de brindar una alegría a las aficiones en una temporada en la que pisan fuerte.
Y lo hacen con fundamentos, porque se han forjado proyectos que les conceden entrar en el listado de aspirantes a cotas altas y la Copa se presenta como una oportunidad para que ambos presenten sus credenciales y avancen con firmeza.
Tanto nervionenses como béticos deberían tomársela muy serio para no desperdiciar una de las balas de su cargador como ya hicieron los heliopolitanos el curso pasado a las primeras de cambio, pues sólo cuatro eliminatorias los separan a los dos de la gran final. La materia prima de la que disponen les permiten no renunciar a nada y los suyos sueñan con levantar la Copa. A por ella.