Hasta el último aliento

Por lo tangible y por lo intangible. Por cumplir los objetivos y por dejar en el sevillismo el regusto dulce de un final por encima de una temporada completamente irregular. Por comenzar el nuevo ciclo con Monchi al frente sin el lastre de las tres previas europeas y con la sensación de que en el vestuario restan dosis de ese carácter ganador y luchador que tanto rédito ha ofrecido al club.

Por una Champions tan lejana como posible. Por que al menos se luche hasta el último aliento por la remota posibilidad como si reamente estuviera muy a mano. Es deber del Sevilla dejarse la piel por si se produjera el milagro, pero, sobre todo, para asegurar el objetivo que sí depende de su propia eficiencia, el pase directo a la Fase de Grupos.

Hoy no caben fallos, ni excusas, sólo dar la cara y despedir el curso con un poderoso zarpazo.