Ayer cerraba Monchi uno de sus mayores sueños de los últimos años, un jugador al que no podía aspirar en otra época y del que va a disfrutar en su regreso al Sevilla.
Hasta ahí todo bien. Será el octavo fichaje sevillista y el tercero para el centro del campo tras Jordán y Ocampos. Y, como otros que tiene en cartera, en teoría, elevará el nivel de lo que ahora había.
Pero el problema no está ahí sino en las salidas, donde aparte de las esperadas y sabidas, sólo a Muriel le ha encontrado acomodo a un buen precio.
Aún queda tiempo, pero con la pretemporada empezada y a una semana de viajar a Estados Unidos, mucho tendrá que vender Monchi en los próximos siete días para contentar a Lopetegui y que éste no se tenga que llevar a demasiados jugadores con los que no va a contar. Toca cambiar de rumbo.
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