Hasta ahora, las sensaciones en el Sevilla eran mejores que los resultados. Pese a estar en plena lucha por los puestos que dan acceso a la Champions, el equipo nervionense había vuelto a tropezar donde siempre, en los duelos directos ante los poderosos, y sus números eran similares a los de Machín o Berizzo, lo que no era un buen precedente.
Sin embargo, había plena confianza en las posibilidades y eso era un paso adelante. Una seguridad que se vio reflejada en un duelo de tanta intensidad emocional como el derbi y que debe servirle al Sevilla para afrontar la 'parte llana' del calendario que ahora le llega.
En la cuarta posición, empatado con el tercero y a un solo punto de los dos primeros, con De Jong 'recuperado', con Ocampos imparable, un Diego Carlos infranqueable... suena a despegue. Este Sevilla ilusiona.