Resulta difícil creer en una escalada meteórica cuando el Betis a día de hoy no le gana prácticamente a nadie a pesar de que en numerosos partidos ha mostrado buenas sensaciones, pero tampoco lo pensaba nadie el curso pasado en Cornellá y Rubi clasificó para Europa a un Espanyol con peor plantilla que la verdiblanca.
Aunque hay matices que diferencian una situación de otra, se dan los suficientes paralelismos para no perder por completo la esperanza. Lógicamente, para que se repita esta remontada, la reacción no puede esperar más, con un triunfo ineludible en casa ante el Mallorca, el peor visitante de Primera.
Otro resultado no sólo supondría un golpe definitivo a sus opciones europeas sino también una incitación al nerviosismo por la creciente proximidad del descenso. Ganando aún no estará todo perdido.
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