Champions: Un favorito, un jugador, un entrenador y una decepción

Enrique GarcíaEnrique García
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Champions: Un favorito, un jugador, un entrenador y una decepción
- Enrique García
Un favorito
La Juventus lo tiene todo. Dominador absoluto de su liga, lleva años merodeando una presa mayor en Europa pese a la temprana eliminación de la campaña pasada a manos del Bayern tras un cruce desafortunado en el que cayó en la prórroga. Un año antes había eliminado al Real Madrid en semifinales y caído contra el Barcelona en Berlín tras tener opciones de victoria con 1-1 en el marcador. Esa experiencia acumulada puede ser la clave para el asalto definitivo de un equipo sin fisuras, como demostró en el Camp Nou, que domina las áreas con una pareja de centrales, Bonucci-Chiellini. a la que sólo pueden discutirles Ramos y Pepe en plenitud y un arquero, Buffon,  que cuando ha tenido que intervenir contra el Barcelona -en la ida al tiro de Iniesta- ha demostrado que merece contar con este título en su palmarés. Arriba, necesita que Higuaín aparezca en las grandes citas y cuenta con un Dybala que junto a Griezmann y Neymar -con permiso de Mbappé- aspira a dominar el panorama europeo los próximos años.

Un jugador
Mbappé no ha perdido el fuelle con el que irrumpió en la elite continental. Ha sido decisivo en todos los partidos de las eliminatorias del sorprendente Mónaco. En las latitudes en las que otros desaparecen, el francés se ha hecho más importante si cabe. Tiene todo para ser una estrella. Desborde, verticalidad y capacidad para la finalización, que es lo que más cuesta. Además, posee una cabeza bien amueblada, como demostró cuando eligió el Principado para seguir su carrera antes de dar un salto a un club más rutilante, pero lejos de su entorno. Sin duda será la gran estrella del mercado veraniego. Con 18 años ha quemado etapas a velocidad de vértigo y mantiene muy vivo el sueño de una cenicienta que ya no va de tapada.

Un entrenador
Denostado durante buena parte de la temporada, Massimiliano Allegri tiene a la Juventus donde ha de estar la 'Vecchia Signora' a estas alturas: en la mejor posición para conquistar el triplete. Tras el baño del Juventus Stadium al Barcelona, no cometió los errores de Emery con el PSG y anuló cualquier intento de remontada del conjunto azulgrana en el Camp Nou. Como buen italiano, siempre tiene una respuesta táctica para responder al rival y supo maniatar al Barça para alcanzar la final.

Una decepción
No puede ser otra que el Barcelona. Cada título que se le escapa al equipo que tiene a Messi es una decepción porque es probablemente el único jugador que convierte en favorito al conjunto en el que milita. En Turín, los de Luis Enrique, por más que el técnico diga que volvería a hacer lo mismo, volvieron a cometer los mismos errores que debieron costarle la eliminación contra el PSG de no ser por el ínclito Aytekin. El problema del Barcelona es que no parece consciente de la profunda regeneración que necesita -y que no pasa sólo por el banquillo- ni tampoco se barrunta que pueda tener los recursos -ni económicos ni humanos- para acometerla. Desde la llegada de Luis Enrique, el conjunto azulgrana dejó de ser un equipo dominador para ser práctico. Con Luis Suárez, Neymar y Messi basta para ganar el 90 por ciento de los partidos. En España incluso el 95, pero en Europa es otro cantar. Después de años, al fin encontró un buen central, Umtiti, para jugar junto a Piqué, pero ahora tiene vías de agua en los laterales y, sobre todo, en la medular, algo que está pasando factura al mismísimo Busquets. Sin dos interiores capaces de secuestrar la pelota como hacían Xavi e Iniesta, al Barcelona el campo se le hace muy grande, más sin las ayudas en banda que deberían hacer los extremos y la solución es cara -piensen en interiores de nivel para compensarlo-. El problema es que cada renovación de Messi disminuye los recursos de una directiva atada por los estatutos y que en André Gomes ya se invirtió parte de lo que había que gastar en el próximo ejercicio. El Clásico les dará la oportunidad de maquillar la temporada... o de enterrarla definitivamente.
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