El análisis del Betis-Las Palmas

Un ejercicio de acoso y derribo

Fernando MateosFernando Mateos
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Un ejercicio de acoso y derribo
- Fernando Mateos
Con solidez, fútbol... y el viento a favor, Europa ya está prácticamente en el bolsillo. Hubo que esperar a la última jugada para sellar la sexta victoria seguida. Era uno de esos partidos que se atascan, pero por insistencia, cayó el gol, con seis béticos en el área buscado el centro en el tiempo de prolongación.

De inicio, con su cada vez más consolidado 3-4-2-1, Setién confió una vez más en ese planteamiento que ha propiciado el definitivo despegue verdiblanco. Bien arropado atrás con sus tres centrales para que en ataque hicieran de las suyas la calidad de la dupla Joaquín-Boudebouz y la velocidad, en este caso, de Sergio León. A ello se le sumaban las subidas de Barragán y Junior, pero en la práctica, al Betis le costaba tener una salida limpia de balón ante la buena presión media de Las Palmas, cuyos centrocampistas tapaban a los receptores heliopolitanos (Fabián y Guardado) y obligaban a Bartra a jugársela con largas conducciones que, aún así, llevaron verdadero peligro.

El plan de Setién era bien contrarrestado por Jémez, que apostó igualmente por una zaga de tres centrales, nueva en su caso, para igualar las fuerzas en todos los sectores del terreno y proponer un peligroso ida y vuelta, tocando y llegando. Pero sólo duró hasta el descanso. Tras el mismo, el conjunto canario ya no salió más y el Betis, con Guardado leyendo perfectamente las transiciones, puso en marcha su acoso y derribo. Lejos de prescindir de alguien atrás, Setién transformó su ataque y metió más chispa con Tello y Campbell. Seguía confiando en su plan y obtuvo el premio buscado. El éxtasis, merecido, llegó al final.
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