El análisis del Betis-Sevilla

Una igualdad rota por terceros

Fernando MateosFernando Mateos
Seguir
3 min lectura
Una igualdad rota por terceros
Gonalons presiona a Canales en un lance del derbi. - Fernando Mateos
No hubo un dominador. Tampoco se vio un gran fútbol. Cada uno con su estilo buscó el gol, pero el respeto se impuso y las ocasiones escaseaban. Todo, hasta el minuto 65. Ahí, la polémica expulsión de Roque Mesa desniveló la balanza. Física y psicológicamente, los de Nervión lo acusaron y Joaquín lo aprovechó para erigirse en salvador.

Con el aliento de su grada, el Betis salió más metido, tratando de someter a su rival a través de esa posesión que es el sello inequívoco del estilo de Setién. Aunque fue por fuera como comenzaron los verdiblancos a buscarle las cosquillas a un Sevilla que parecía a la expectativa y que comenzó a sufrir, especialmente a la espalda de Arana.



Sin embargo, cuando el reloj se acercaba al cuarto de hora, Banega apareció e hizo que su equipo empezara a ganar la batalla en el centro, lo que le permitía estirarse y llegar con peligro, con un estilo más directo que el de su rival, con pocos toques, ya que, aunque ambos equipos comparten dibujo, difieren en su búsqueda del gol. Le cogía de este modo el conjunto sevillista el pulso al partido, pero tras el receso para hidratarse, el ritmo caía y los minutos discurrían sin dominador.

El Betis tocaba atrás sin arriesgar, en horizontal entre sus tres centrales, apareciendo el VAR en una de las contadas ocasiones en que un pase verdiblanco rompía líneas; mientras que el Sevilla presionaba arriba para tapar espacios y tratar de robar, pero se desplegaba tímido sobre un 4-4-2, con Mercado cubriendo las espaldas de Navas y Arana con el freno echado.



Un guion de alternativas que se repetía en el segundo acto, con el Betis dominador al inicio y un cuadro blanquirrojo mal colocado que buscó reaccionar con un trivote, al entrar Gonalons por el 'Mudo'. Pero poco le duró el invento a un Machín quizás más pendiente del rival que de potenciar sus virtudes. La segunda amarilla a Roque Mesa con casi media hora por delante puso plomo en las piernas y la mente de su equipo. Setién metió más madera con Joaquín, el Betis se sintió más cómodo, se metió en campo rival y, tras el gol del portuense, el Sevilla ya sólo pudo tirar en vano de la velocidad de Aleix y Promes. Nula reacción.
Unete a nuestro canal de Whatsapp Únete a nuestro canal de Telegram