Hoy me gustaría destacar la figura de Timothée Kolodziejczak. El joven central francés tiene por delante la difícil tarea de suplir a todo un baluarte de la defensa sevillista como Nico Pareja. Y ayer cumplió. Pese a sus dubitativos comienzos en la temporada y varios errores que le situaron en el centro de las críticas, el ex del Niza supo esperar su momento y empezar a crecer.
Ante el Rayo demostró que va a más, estuvo especialmente rápido en la anticipación, incontestable por alto y no le tembló el pulso a la hora de sacar el balón como lo hacía Pareja, buena muestra de ellos es el gran pase en largo a la espalda de la zaga rival que dejó a Gameiro en un mano a mano.
Sólo una pequeña sombra en un mal despeje donde regaló el balón al rival, pero nada más. Aun así, se le mirará con lupa, debe aprender a convivir con la exigencia de un puesto tan comprometido como el suyo en Nervión.