Jugadores indiscutibles y sistemas inamovibles

Fernando RuizFernando Ruiz
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Jugadores indiscutibles y sistemas inamovibles
- Fernando Ruiz
Se metió el Sevilla en el partido cuando nadie lo esperaba y acabó empatando en el tiempo añadido e incluso teniando alguna opción de marcar el tercero, sin Banega y renunciando a los tres centrales. Pero el resultado final, un punto que sabe muy bien después de lo visto durante casi hora y media de partido, no debe impedir la autocrítica en el vestuario, y concretamente, en la persona de Pablo Machín, que para ello es el técnico y máximo responsable.

No fue hasta los últimos quince minutos de partido cuando Machín se decidió a hacer algo que verdaderamente podía cambiar el sino del encuentro y poner en apuros la renta de un gran Eibar. El técnico sevillista dio entrada a Bryan Gil para sacar a Carriço, cambiando el sistema de tres centrales por el clásico 4-4-2. El partido pedía incluso mucho antes, ya con el 0-1, quitar a un central para dar entrada a otro hombre de ataque.

Para colmo, el Sevilla se quedaba con diez por la expulsión de un errático Banega, que puso la 'guinda' a su actuación con la tarjeta roja a cinco minutos del final. Un jugador "indiscutible" como el propio Machín lo había calificado en rueda de prensa y que evidentemente, no está a su mejor nivel y que parte de la grada despidió, para mi asombro, con aplausos. Tampoco está a su mejor nivel Sarabia, pero la afición, al contrario que con el '10', le brindó una sonora pitada cuando el cuarto árbitro, por error, señaló su dorsal para ser sustituido y que rápidamente corrigió Machín. Y a la postre, Sarabia acabó siendo providencial para rescatar un punto asistiendo a Ben Yedder y haciendo el gol del empate.



La afición es soberana y es libre de pitar o aplaudir al jugador que considere oportuno, claro está, pero ¿cuál es el criterio para uno y otro? ¿Solo deportivo o tiene algo que ver su renovación? El propio Machín se encargó de defender al '17' en la posterior rueda de prensa. Otro de los señalados ayer fue Escudero. Un jugador que hoy en día es una sombra de lo que fue. Su costado fue un coladero en la primera parte. Si no está bien, pues al banquillo, como debería hacer con cualquier otro. Promes acabó en la izquierda para dar entrada a Jesús Navas en la derecha, de largo, los dos mejores carrileros que tiene el Sevilla ahora mismo y que deberían ser los titulares.

¿Por qué entonces parece que juegan por decreto algunos jugadores? Si no están a un mínimo de nivel para competir, al banquillo, y que entren otros. Muchos esperaban la presencia de Marko Rog incluso en el once, y no llegó ni al banquillo. El míster tendrá sus motivos, pues lleva aquí apenas una semana, pero lo que está claro es que hay jugadores que están pidiendo minutos y a Machín no le debe temblar la mano, como no le tembló cuando encadenó dos derrotas consecutivas ante Betis y Getafe.

Bryan Gil fue una de las pocas noticias buenas que dejó el partido de ayer. El canterano, que hoy cumple 18 años, salió a poco del final y su aportación fue más que ilusionante. Simplemente ese toquecito con la cabeza para recuperar el balón y dárselo a Ben Yedder en la jugada del 1-2 lo dice todo. Tiene desparpajo, se ofreció siempre y creó peligro. Demostró que no le pesa la camiseta ni en los peores momentos.

Así pues, señor Machín, recupere la meritocracia en el vestuario. No hay jugadores indiscutibles ni sistemas infalibles. El equipo llega al tramo decisivo de la temporada prácticamente cogido con alfileres en el plano físico, y de su lectura de los partidos dependerá en buena parte la nota final de este Sevilla que comenzó la temporada a mediados de julio.
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