Otra vez un día marcado para siempre en el calendario de la viva
historia del Sevilla. Otra vez mirando cara a cara a la gloria. Ahora, incluso, más conscientes que en aquel primer 10 de mayo de 2006 en
Eindhoven. Ahora sabiendo que en cada pisada quedará una huella imborrable en el camino. Así se escriben estas líneas, así preparan las voces los compañeros de
radio y televisión desplazados con el Sevilla a
Basilea; y así saborean los más veteranos aficionados estas mágicas horas en otro mágico mes de mayo.
Ya no es la primera vez. No es la primera mujer, ni el primer hijo, ni la primera final ni el primer título. La
ilusión sigue viva, vivita y coleando. El profundo cosquilleo intestinal vuelve a las puertas de una nueva final, pero algo lo hace diferente. Quizás el haber tomado conciencia de que el Sevilla está protagonizando una
hazaña única en Europa que ningún otro club ha logrado realizar. El primer equipo que disputa cinco finales de la
Europa League en una década; el primero que juega tres de forma consecutiva; el primero que puede quedarse en propiedad en sus vitrinas la Copa que le ha convertido en un
club ganador; el primero que puede quedar como el único que sale victorioso de todas las finales que disputa (también el Liverpool ostenta este privilegio).
El Sevilla inmerso en un histórico presente. Subido en lo más alto de una inmensa frontera desde la que se divisa una nueva era. Un paso más hacia la sesión continua de éxitos y crecimiento, o la frenada ante un histórico
Liverpool que busca reverdecer viejos laureles. Hasta el rival lo pone todo en una quinta dimensión: un escaparate mundial en el que exponen más de mil periodistas para una audiencia que superará los
160 millones de espectadores.
Por bagaje no hay color. Los 'Reds' se encuadran entre los seis mejores equipos del mundo, por potencial económico (dinero americano apostando en equipo de libras esterlinas) y porque
5 Copas de Europa -ninguna el Sevilla- y
3 Supercopas europeas -una los sevillistas- dan brillo a su curriculum. Pasar la frontera, convertirse en 'Pentacampeón', volver a jugar la
Champions, amarrar otra final –la de la
Supercopa de Europa-? puede suponer un salto definitivo: meter la quinta velocidad a una entidad en permanente ascenso. Eindhoven, Glasgow, Turín, Varsovia y, hoy, Basilea.
Middlesbrough, Español, Benfica, Dnipro y, hoy,
Liverpool, sobre el papel el rival más complicado al que el Sevilla se enfrenta en final europea.
Cientos de argumentos para no perderse un impresionante espectáculo cargado de emociones fuertes. Dos técnicos pasionales, aunque
Emery mantenga su condición matemática, que exprimen hasta la última gota de sudor y sangre a su cuadrilla. Calidad individual en ambos bandos para marcar diferencias:
Firmino,
Coutinho o
Sturridge en el Liverpool;
Banega,
Vitolo y Gameiro en el Sevilla. Una grada en la que se espera mayor presencia inglesa y a la que no le faltará, en ningún caso, ambiente festivo.
Será un fugaz presente. Varias horas de la noche de un 18 de mayo. En la acción, en las prisas, en la presión será difícil parar el tiempo, saborearlo. Pero ya muchos atisban el valor de lo efímero, el inmenso regalo que implica disfrutar de lo histórico en tiempo presente. Porque la
historia de la 'Quinta', se gane o se pierda, empieza a escribirse hoy.
Joaquín Adorna
