El simbólico retorno de Navas

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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El simbólico retorno de Navas
- Joaquín Adorna
Sangre de cantera. Él y Sergio Rico como únicos exponentes de un modelo exitoso que tiene escasísima visibilidad para los que llegan empujando desde los escalafones inferiores. Es parte del peaje que se paga al competir entre los mejores de Europa: cuesta un mundo tumbar la puerta para entrar en el vestuario del primer equipo.





Navas, compartiendo en redes sociales el "sueño" de su vuelta a casa junto a un emotivo abrazo con su inolvidable amigo Antonio Puerta, y eligiendo su dorsal (16), ha activado el profundo sentimiento de una afición que le quiere de una forma diferente porque recupera a uno de los suyos. 
Navas no es uno más. Como tampoco lo es Sergio Rico. Dio sus primeras galopadas en Los Palacios, pero muy pronto lo fichó Pablo Blanco para que el niño se hiciera hombre en la carretera de Utrera. El ´duende´ simboliza el lado más puro y romántico del fútbol. Nos traslada a la inocente creencia de que un club cría hijos que maduran, triunfan, se independizan y, con mucho por sumar aún, regresan para acabar su carrera deportiva en el equipo que sienten.

A Banega, Muriel, Pizarro, Corchia, Nolito o Kjaer les falta esa carga simbólica que va a aportar Navas al Sevilla, a todos los chavales de la cantera que buscan un referente que les haga creer que es posible y a unos aficionados que necesitan futbolistas que sientan el escudo como ellos.
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