Dos asistencias de tacón, la segunda maravillosa, que acabaron en goles de
Correa y
Muriel, y que sirven para que el
Sevilla convierta en trámite el partido de vuelta ante el
Cartagena (0-3, incluyendo un magnífico tanto de
Sarabia).
Ganso tiene la calidad, la clarividencia y el último pase que falta en el plantel sevillista. Es diferente. Da gusto verle jugar y el Sevilla, con él en el campo, gana mucho más que pierde.
Berizzo, incomprensiblemente, dejó de contar con él para los partidos que el técnico ha considerado más importantes. Y nadie puede culpar a
Ganso de las derrotas ante el
Atlético, en
Bilbao, frente al
Spartak o en
Valencia porque ni siquiera entró en las listas de esas convocatorias ¿No merecía, al menos, algunos minutos? Quizás no esté para llevar el peso del equipo en un partido con un ritmo alto, pero cuenta con indudables virtudes para formar parte de un banquillo de lujo.
En su ausencia, el
Sevilla se ha desplomado. Sólo fue capaz de ganar en casa al
Málaga (2-0) en un encuentro en el que tampoco participó. Se le ve en forma, con ganas, y habría que comprobar si es capaz de sacar a relucir toda la clase que lleva dentro en un partido con mayor exigencia física. De momento, ha dado vida al criticado Berizzo en un partido del que puede extraerse, al menos, una conclusión:
Ganso se ha ganado recuperar parte del protagonismo perdido.