Nápoles, el destino turístico del crucero en el que
Fabián ha pasado parte de sus vacaciones, será ahora su residencia futbolística. Ni un solo reproche. Poco o nada se puede echar en cara a quien aprovecha la oportunidad de arreglarse la vida económicamente -a él y a buena parte de su familia- estampando una firma en un contrato. Es el legítimo derecho al que aspira cualquier ciudadano y en esta ocasión le ha tocado a él, que se ha ganado la posibilidad de ser un privilegiado futbolista. Un compromiso para las próximas
cinco temporadas -hasta el 2023- a razón de
unos 6 millones de euros brutos anuales, con los que podrá agotar la amplia oferta de viajes en barco sin sensación de derroche.
Algunas gotas a contracorriente en un amplio océano de agradecimiento muestran el reflejo del
'caso Ceballos', pero muy pocas similitudes hay entre el pago de una cláusula duplicada de 15 a 30 millones de euros en enero, y en plena sintonía con el
Real Betis, con el traspaso en un adiós forzado de quien quiso irse al
Madrid sin contar con la voluntad del club que le había puesto en el escaparate. El
Nápoles, desde luego, está varios escalones por debajo del Madrid, pero el club italiano hace una apuesta decidida y arriesgada por quien sigue siendo un proyecto de gran jugador. El Real Madrid, en cambio, aprovechó una oportunidad de mercado aun sabiendo que
Dani Ceballos todavía no estaba preparado para tener verdaderos minutos de calidad y protagonismo en el conjunto merengue.
La duda de si
Fabián acierta en lo deportivo sí flota en el aire, donde se cruzan la mala experiencia de
Ceballos, un único año en la élite del fútbol español como carta de presentación y los consejos de
Quique Setién, rechazados por oídos sordos. La experiencia del entrenador del
Betis le transmite el convencimiento de que es mejor jugar al fútbol en el escenario y en el contexto que te garantizan el crecimiento deportivo, porque los millones llegarán igualmente una vez aprendida la profesión y establecidas unas bases sólidas competitivas. Suena fenomenal, pero el dinero se cruza con la juventud y destrozan el sentido común de la sabia paciencia. No es fácil templar. Y muchísimo menos en un mundo tan rápido y cambiante, expuesto al factor humano y a sus riesgos emocionales y físicos -en forma de lesiones-.
Fabián deja las arcas llenas, para que el
Betis apuntale un ilusionante proyecto deportivo, y las puertas abiertas, como las tiene
Ceballos pese a los citados matices en su adiós. Un giro de timón en su vida que le lleva a un puerto de
Champions para navegar a toda vela y, por lo que cobra, sin botes salvavidas.