Problemas con el indecente césped en el
Valladolid-Barça; un calendario asimétrico que beneficia al
Madrid y al
Barça, que no tendrán partidos relevantes en la fase más importante de la
Champions; un
Girona-Barcelona en Miami con compensación económica pero con grave perjuicio deportivo para el equipo local y con clara adulteración de la competición; el estadio del
Rayo Vallecano cerrado al público hasta mediados de octubre por motivos de seguridad; y un
VAR de menor calidad al utilizado en el
Mundial y diferente en función de la relevancia de los encuentros.
Tebas se empeña en vender la excelencia de
LaLiga, pero la competición hace aguas en todos sus pilares sin que aún haya empezado el otoño, al que se espera el 23 de septiembre -dicho sea de paso-. Conforme se van desvelando detalles del
VAR, más destapada queda su condición asimétrica -se ha puesto de moda el término-. Siempre hubo clases -alta, media y baja- y el
VAR del fútbol es un claro reflejo de las mismas. Ya lo reconoció el presidente del
Comité Técnico de Árbitros,
Velasco Carballo, pero
Iturralde González, comentarista de la SER, ha profundizado y ha aclarado que nuestro VAR no es el del Mundial -2D frente a 3 dimensiones-: un margen de error que salta del 1% al 7%. Hay, además, tres tipos de partidos: A, B y C. En los relevantes hay 32 cámaras -en el
Madrid-Barça, claro está-, en los de mediana importancia 21 y en los de baja, 15.
Nada nuevo en el horizonte. Jugadas que se rearbitran -el gol de
Benzema- y otras que no. Unas siglas que responden a 'Video Assistant Referee' -árbitro asistente de vídeo- y que más bien indican que 'Vamos Aún con Retraso'. Con tan flagrantes agravios es imposible impartir justicia. Así nos
VAR.