Este
Barcelona que hoy recibe al
Betis parece más terrenal que nunca.
Cayó en Leganés, pinchó en casa ante Girona y Athletic y viene de empatar a domicilio contra el Inter, eso sí, después de tirar 26 veces entre los palos. Y es que puede que sea una bestia dormida, pero sigue siendo temible y muy despiadada. No en vano, la principal crítica que se le hacía ha quedado desmontada: sin
Messi, sin el jugador con más incidencia individual del mundo, rompió una racha de cuatro jornadas sin ganar y, tras sumar un nueve de nueve al ritmo marcado por Luis Suárez, es
sólido líder de LaLiga y el único de los 42 clubes de Primera y Segunda que ha perforado las redes rivales en todos sus partidos.
Es más, aunque no echar de menos a Messi ya lo dice todo -
Valverde no aclaró si será titular o de partida estará en el banco-, puede incluso decirse que el Barça ha funcionado mejor como equipo repartiendo protagonismo. En las últimas citas se mostró más sólido,
se partió mucho menos y no se notó tanto el bajo momento de piezas clave como Piqué o Busquets. Fue más imprevisible sin tener que dársela siempre al '10', pero con o sin él, alterna posesión horizontal con desmarques verticales, especialmente por la izquierda con un pletórico
Jordi Alba, o con las conducciones interiores de
Rakitic o Coutinho -hoy ausente por lesión-.
Además de recuperar la mejor versión de Suárez, también se han subido al carro
Lenglet, Rafinha o Malcom, por lo que el abanico de opciones será amplísimo. Más allá de los matices de un 1-4-3-3 dependiendo de si el lateral derecho es
Sergi Roberto o Semedo, de si en la tripleta de medios está
Vidal o Arthur y de quién acompaña al charrúa si
Messi no está, el factor decisivo será el reparto de roles en el duelo entre los dos equipos con más posesión. Quién somete y cómo reacciona el sometido.