Las lesiones son, sin duda, la cara 'B' del mundo del fútbol, en particular, y del deporte, en general. Representan el lado más amargo de un profesional; un infortunio que en ocasiones se convierte en calvario, con largas recuperaciones que no siempre van como se esperan.
Las hay de todo tipo, llevándose las manos a la cabeza cada vez que se ve a un futbolista tirado sobre el césped con claros gestos de dolor. ¿Será algo de gravedad? ¿Tendrá que pasar por el quirófano?
Una cuestión para nada baladí que, sin embargo, no siempre son fieles a la lógica. Y es que en ocasiones, aunque parezca broma, ocurren en el lugar más insólito o en el momento menos esperado. En casa, jugando con los hijos, sacando el perro...
Y es que hay lesiones que... superan a la ficción. Ojo, pues hay algún exsevillista y exbético entre ellas.