Después de años de crispación social, fichajes desproporcionados, mal ambiente en la capital del Turia, la llegada de Marcelino supuso un punto de inflexión en el Valencia.
Marcelino García Toral, un entrenador metódico y controlador, ha demostrado tener un plan que defiende hasta sus últimas consecuencias. Su estilo es ampliamente reconocible. Sus equipos se comportan como un bloque compacto, bien trabajado a nivel defensivo, que en ataque suele ser combinativo a la par que vertical.
Con esas premisas, Marcelino devolvió al equipo a la Champions y afronta este año un reto mayúsculo para el que ha cerrado notables incorporaciones como las de Gameiro, Batshuayi, Gonçalo Guedes (tras estar la pasada temporada cedido por el PSG) o Murillo. Los problemas en forma de lesión de Garay han convertido el centro de la defensa en el gran quebradero de cabeza del técnico asturiano, que no ha encontrado todavía en Diakhaby el nivel deseado.
El centro del campo valencianista, con Parejo, Kondogbia, Coquelin y Wass, eleva el nivel competitivo. Carlos Soler en banda derecha, de momento junto a Ferran Torres, y Gonçalo Guedes en la izquierda unido a Denis Cheryshev otorgan más verticalidad a los costados ches. Arriba es donde se han producido más cambios este verano, y se ha aumentado la competitividad. A Santi Mina y Rodrigo Moreno hay que añadir a Kévin Gameiro y Michy Batshuayi, que forman una delantera importante… aunque de momento no hayan visto demasiada portería.