El Sánchez-Pizjuán recibe hoy a un Espanyol con el que el
Sevilla se juega la segunda plaza de
LaLiga, aventajando los pericos al equipo de
Machín en un punto gracias al gran estado de forma que han labrado al calor de su público. Así, el conjunto catalán es el mejor local del campeonato, con cinco victorias en otros tantos partidos, en los que sólo ha encajado un tanto; algo que es posible gracias al hechizo de
Rubi, quien con su idea de fútbol ha colonizado las mentes del plantel perico.
Una imagen que, sin embargo, es muy diferente a la que ofrece fuera de casa, donde el cuadro blanquiazul no es tan inabordable.
De seis partidos de Liga a domicilio, los de Rubi sólo han ganado uno, ante el Huesca (0-2), empatando tres y cayendo en otros dos. Y a eso intentará aferrarse el
Sevilla, ante un rival al que R
ubi ha dotado de una idea de juego y una convicción que hasta hoy permanece inalterable. Con el balón por bandera, aunque sin descuidar la solidez defensiva, ni las vigilancias, el técnico catalán ha sustentado su fútbol sobre una columna vertebral configurada por D
avid López en defensa, Sergi Darder en la zona ancha y Borja Iglesias en la vanguardia, poniendo el gol.
Eso, y una plantilla corta en la que todos se sienten enchufados, son algunas de las claves de un conjunto perico que se dibuja sobre el césped con un 4-3-3 que, durante ciertos compases, se desdibuja en un 4-1-4-1.
Un Espanyol valiente que acostumbra a salir jugando, sin rifar el balón, desde la línea de centrales y gozando de profundidad los laterales.