Gaizka Garitano no ha necesitado descubrir nada nuevo para resucitar al Athletic, completamente perdido en la propuesta de Berizzo. Le ha bastado con implementar el estilo en el que históricamente se ha encontrado más cómodo el conjunto vizcaíno y que, además, exprime las virtudes de su plantilla. De hecho, una de las claves de su éxito ha sido, sin duda, que ha reactivado a Iñaki Williams, pues le ha ofrecido metros para correr a la espalda de la defensa y sacar máximo partido a su velocidad.
Es el juego directo de toda la vida del Athletic, jalonado con una enorme intensidad, mucho físico y líneas juntas para reducir al máximo los espacios, robar y salir rápidos a la contra. Berizzo quería el balón para sobarlo, y Garitano lo quiere en el aire, buscando la retaguardia del rival o la figura de Raúl García para que lo baje ya en los aledaños del área rival.
Esta fórmula aparentemente sencilla y con gran protagonismo para las segundas jugadas le ha funcionado, valiéndose también de dos laterales largos que rompen por banda y generar más espacios y la posibilidad de centros al área. Todo a un ritmo muy alto, prácticamente sin descanso, para no dejar pensar al rival y golpear cada vez que se presenta la oportunidad. Por ello, resulta recomendable que el Sevilla lleve el choque a su parcela, que el Athletic no lo convierta en una batalla física en la que los nervionenses tienen todas las de perder.