Firmó una pretemporada intachable y, aunque el debut liguero no respondió a lo esperado, sí mostró el potencial de
un Granada que ha vuelto a la elite con la firme intención de quedarse.El 4-4 en Villarreal, con los nazaríes igualando por tres veces un marcador adverso (el último, de 4-2), evidenciaba que, si bien se perdió momentáneamente la seriedad defensiva marca de la casa, los rojiblancos han ganado pegada.
La escuadra de Diego Martínez, con más argumentos que nombres propios, en realidad, ha confirmado en su devenir posterior, con triunfos de peso como ante el Barça (2-0), la estabilidad que apuntaba el proyecto.
El preparador gallego ha sabido extraer todo el potencial a sus futbolistas, en muchos casos cedidos o descartes de otros equipos, conformando
un bloque compacto y fiable, ideal para competiciones largas en las que la regularidad de antoja clave para la supervivencia.
Con el 1-4-2-3-1 como base, el curso pasado ‘coqueteó’ puntualmente con el 1-4-3-3 y el doble pivote, dando siempre importancia a las alas, tanto los laterales como los extremos, amén de cuidar aspectos tan importantes como
el balón parado, en fase defensiva y ofensiva. Sin Fede Vico ni Montoro, y
por el nivel de Carlos Fernández, puntualmente se vio más el 1-4-4-2 en la indiscutible revelación de la primera vuelta de campeonato, cuando su hábitat fue, incluso, la ‘zona Champions’.
El posible once de esta noche ante el Sevilla FC lo puede ver, uno a uno, en