La gran sorpresa en once muy sorprendente. En su debut oficial, por las molestias a última hora de Vaclik, Havertz le probó muy pronto con un disparo casi sin ángulo al que respondió concentrado, para que sepan cómo se las gastan en la élite. Poco pudo hacer para no salir goleado, firmando otras paradas de mérito en un día que jamás olvidará. Soñará con Giroud.
El capitán también tuvo su descanso a falta de media hora, cuando el partido estaba ya muy cuesta arriba. Antes, con vergüenza torera, tiró como siempre hacia arriba y fue una de las vías de ataque más peligrosas, aunque el equipo no acompañaba demasiado, por no decir nada. Se sacó de la chistera un gran pase de cuchara que no aprovechó Gudelj.
Demasiado blando ante un ataque tan potente, salió en la foto de casi todos los goles. Su nivel está muy lejos del que ofrecen los dos titulares en su posición. Se vio claramente superado en el 0-2, al lanzarse al suelo de forma precipitada ante los amagos de Giroud. Tampoco en el 0-3 fue capaz de amarrar en corto al francés, esta vez por alto. Y para rematar su negra noche, cometió el penalti del cuarto
A los 10 minutos, miraba al banquillo con rostro desencajado para buscar una indicación que permitiera frenar el vendaval inicial del Chelsea. Echó de menos su pareja habitual de baile en el eje de la zaga y, aunque se afanó como siempre en defender con contundencia, con algunas acciones elásticas, tomó demasiados riesgos en alguna salida y salió en la foto del 0-3 al no alcanzar a cortar el centro desde la diestra. Llevó peligro a balón parado en el área rival en una acción que bien pudo ser penalti por manos.
Comenzó dubitativo en defensa, pero eso no le amedrentó y se animó a subir por su costado, con alguna incursión peligrosa. Para no ser lateral, cumplió en la primera mitad con la misión que le encomienda Lopetegui a los jugadores que actúan en esa posición. Impuso su físico por alto, pero en el 0-3 salió de su zona y provocó un espacio mortal. Desapareció y su banda se convirtió en un coladero.
Sufrió en el arranque ante las rápidas transiciones del Chelsea. Además, el Sevilla FC no estaba todo lo junto que acostumbra y eso creaba en torno a él multitud de espacios, demasiados para poderlos abarcar. Luego, con las líneas menos separadas, se tapó más. Pisó área y tuvo el 1-1 en un disparo escorado, pero tras el 0-2, volvió a naufragar, colaborando a meter al equipo atrás.
Individualista en algunas ocasiones, el croata sufrió corriendo detrás de Havertz en el primer gol. En ataque, le puso empeño y trató de asociarse con sus compañeros, pero sin la clarividencia necesaria. No acaba de ser el faro que se espera, aunque tampoco estaba todo lo bien rodeado que es habitual.
Trató de participar en las acciones ofensivas de su equipo, cayendo a los costados para estar en contacto con el esférico. Lo más peligroso en el primer tiempo llegó de sus botas, demostrando su buena pierna para botar los balones parado, a los que imprime la tensión necesaria para ser rematados. En cambio, para lanzar las faltas directas a puerta, se impusieron los galones de Rakitic.
El Mudo vive sus últimos meses como sevillista; ya se deja querer incluso por la Serie A. Y es que con actuaciones como las de este miércoles, queda refrendada la opinión de su entrenador, que no lo ve con el nivel adecuado para ser importante ya en este equipo. En su primera titularidad del curso, se le vio lento y desconectado. Nunca ha sido su fuerte el físico, pero es que además perdió balones en entregas fáciles que pudieron costar caro. Salvó un gol, sí, pero esa no es su misión.
Arriesgó demasiado con un once plagado de habituales suplentes. Con tantas rotaciones, su equipo salió dormido al campo y acabó bajando los brazos en el segundo tiempo para sufrir una goleada que deja una mala imagen y supone una merma en la moral de cara al importante partido de este sábado ante el Madrid, contando con que tampoco te asegura nada ante los blancos el haber tirado un partido de campanillas en la Champions y regalando el primer puesto del grupo. A rezar para que el segundo que toque no sea un 'ogro'.