CICLISMO TEATRO

"El ciclista utópico", el peligro de la carretera y los falsos amigos

"El ciclista utópico", el peligro de la carretera y los falsos amigos
"El ciclista utópico", el peligro de la carretera y los falsos amigos
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 7 min lectura

Redacción deportes, 27 abr (EFE).- El accidente de un ciclista en carretera, atropellado por un conductor despistado o ebrio, es una escena que entre 2019 y 2020 se ha cobrado en España 116 vidas y cientos de heridos. Un percance semejante, sin víctimas iniciales, es el origen de "El ciclista utópico", historia interpretada en el teatro Galileo de Madrid por los actores Fernando Soto y Fran Perea.

Sobre un texto de Alberto De Casso y con la dirección de Yayo Cáceres, la utopía y la realidad se mezclan en el escenario con un ciclista, Fernando Soto (Madrid, 52 años), un hombre reaccionario y de ideas ilusorias, y un conductor, Fran Perea (Málaga, 42 años), un maestro rural felizmente casado y de vida tranquila, que se lleva por delante al dueño de una bicicleta que queda destrozada en el asfalto, sin resultado trágico.

La obra, que recibió el Premio de Literatura Dramática Fundación Teatro Calderón de Valladolid en su primera edición, gira en torno a una pregunta: ¿Puede un accidente cambiar la vida de una persona?.

Sobre las tablas, las dudas se despejan para los protagonistas, curiosamente ambos aficionados a la bici, "pero sobre todo al Tour como cita sagrada del año" y seguidores de ciclistas como Pedro Delgado o Miguel Indurain.

"Creo que la vida no está escrita", dice a EFE Fernando Soto, Acebal en la obra, quien entiende que "te puede pasar algo inesperado y cambiarte todo, en positivo, o en negativo. Eso es lo bonito de la vida, lo inesperado está bien".

Fran Perea, que interpreta a Manolo, el profesor, se plantea cómo y por qué nos relacionarnos en la sociedad, donde encontramos "gente que nada tiene que ver con nosotros". Es el caso de su encuentro con Acebal, un tormento para el conductor del coche desde que se levanta ileso del asfalto, admitiendo por compasión una débil y condicionada amistad.

"Hay que aprender a decir no. Hay que evitar tratar de ser buenos porque sí, y cortar a tiempo. La educación emocional no la tenemos al día. Si para ser amigo de alguien tienes que abrir tu casa, eso no puede ser. En la vida real no me quiero ver en esa situación y, por supuesto, respetar las reglas para no verme nunca en un atropello", resalta Perea a EFE.

Un segundo atropello, pero en la esfera personal, es el que perpetra Acebal contra el cada vez más desbordado Manolo, invadiendo su vida personal, familiar y profesional sin piedad.

Fernando Soto explica que el de la intimidad es un tema muy actual. "¿Hasta qué punto podemos abordar la vida del otro?, se pregunta. "En un mundo digital parece que la intimidad debe ser pública y eso tiene que ser un asunto privado", es su respuesta.

En la obra, Acebal bombardea a Manolo en una permanente acoso. "Hoy en día hay que tener cuidado con eso, sobre todo proteger a los menores, a nuestros hijos. Antes solo teníamos la palabra, ahora hay muchos soportes para manipularla, atención a las redes sociales", añade Soto.

Fran Perea, que además de actor, es director, músico y empresario cultural, considera que "hay mucho Acebal suelto", es decir, gente poco tolerante y racista que, "últimamente emerge en nuestras vidas". Y apostilla: " "En época de crisis parece que entre la confusión salen posiciones extremas y no es bueno mirar desde el paradigma del extremo".

A Fernando Soto le toca defender en la obra posiciones racistas y comportamientos nada ejemplares que no andan muy lejos de la realidad que vivimos.

"Lo bueno es que cuando terminas de trabajar y te felicitan dices: menos mal que no soy así. Mi personaje- continúa Soto- defiende ideas xenófobas, algo muy actual. Es un personaje descerebrado. Me gusta representar personajes que sean muy diferentes a mi en ideología y pensamiento, así me pongo en el lugar del oponente. Me gusta hacer de malvado. Es interesante y divertido".

LA CULTURA DE LA BICICLETA COMO ASIGNATURA PENDIENTE

En el caso de Fran Perea, el actor malagueño se reconoció en el personaje "en muchos momentos". De hecho cuando leyó el guion se preguntó por qué nos metemos en determinadas relaciones.

La trama aborda un asunto, la seguridad vial que, actualmente preocupa a las autoridades de tráfico. No en vano un ciclista muere semanalmente en las carreteras españolas.

"Debería haber una campaña de concienciación a los conductores de turismos para que respeten a las motos y bicicletas, y viceversa. La bici es uno de los mejores vehículos, es ecológico, rápido. Hay que defender ese modelo de movilidad y hacerse fuerte en medio de esta jungla. En Berlín he visto que este fenómeno es diferente, más ordenado. En España, la cultura de la bicicleta es un asignatura pendiente", señala Fernando Soto, el protagonista, entre otras series de éxito, de "La Casa de papel".

A diferencia de las posiciones antagónicas de los personajes de Manolo y Acebal en "El ciclista utópico", Fran Perea coincide con su compañero en lo referente a la seguridad vial.

"Se están haciendo muchas cosas desde la DGT, con nuevas normas, pero las ciudades no están diseñadas para el ciclista. Estamos a la cola de Europa en ese sentido. Que Madrid no tenga un estructura de carril bici es duro".

La bicicleta, la seguridad vial, las ideas utópicas, las posturas divergentes ante la vida, los atropellos en las relaciones personales, el miedo a decir no.. todo cabe en los 70 minutos que dura "El ciclista utópico".

Efectivamente, un atropello puede cambiar la vida de las personas. También puede surgir un vínculo fuerte, tenaz y sumamente destructivo entre las personas, sobre todo si permitimos que Acebal atropelle la vida personal de Manolo. Está en juego la vida de todos.

Carlos de Torres

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