Según un estudio del Centro Médico de la Universidad de Maryland, los helados nos ayudan a calmarnos y reducen nuestra agresividad.
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La sustancia que provoca esta reacción es el triptófano, un aminoácido que nos provoca esa sensación de calma, aumentando la producción de serotonina, que es la hormona del bienestar. Ésto nos ayuda a combatir el estrés, a relajarnos e incluso a dormir mejor.
Jane Jakubczak, dietista de la misma universidad, habla de lo que se conoce como 'apetito emocional', refiriéndose a los alimentos que inconscientemente necesitamos según nuestro estado de ánimo. Así, si estamos contentos optaríamos por un gran filete de carne a la parrilla o una pizza. Si por el contrario nuestro estado es de tristeza elegiríamos tomar helado y galletas. Las patatas fritas sería la elección ante el aburrimiento.