ESQUÍ ALPINO MUNDIALES

Hubertus de Hohenlohe: 19 Mundiales con 62 años

Hubertus de Hohenlohe: 19 Mundiales con 62 años
Hubertus de Hohenlohe: 19 Mundiales con 62 años
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 6 min lectura

Madrid, 19 feb (EFE).- El aristócrata, cantante y empresario Hubertus de Hohenlohe, de nuevo en representación de México, elevó a 19 este viernes, con 62 años y en la estación italiana de Cortina d'Ampezzo, su propio récord de participaciones en unos Mundiales de esquí alpino.

Hubertus, hijo de Alfonso de Hohenlohe y de Ira von Fürstenberg, nació en Ciudad de México el 2 de febrero de 1959 y a los cuatro años se trasladó a Europa. Vivió en España y en Austria, donde como colegial estuvo interno en la Mehrerau, en Bregenz (Vorarlberg), y pronto descubrió su amor por el deporte rey invernal.

En 1981 fundó la Federación Mexicana de Esquí y debutó en la Copa del Mundo, en Val d'Isere (Francia), un año antes de disputar sus primeros Mundiales, los de Schladming (Austria). Desde entonces hasta este viernes, al participar en el gigante de los de Cortina, ha elevado a 19 su propio récord de participaciones en estos campeonatos.

Porque Hubertus, gran animador -sobre todo hace años- de estas citas deportivas, nunca tuvo el nivel para ganar medallas. Pero siempre fue un gran esquiador.

En 1984 representó por primera vez a México en unos Juegos Olímpicos, los de Sarajevo, de aquella en la extinta Yugoslavia y hoy en día capital de la independiente Bosnia-Herzegovina.

El auto-definido 'Peter Pan del esquí' compitió en seis Juegos, que hubiesen sido más aun si el Comité Olímpico mexicano -con el que en otras épocas tuvo algún que otro roce- también le hubiese inscrito para los de Nagano'98 (Japón) y Turín 2006 (Italia). En los que, por supuesto, también estuvo presente, aunque sin tomar la salida. Como en los últimos, los de PyeongChang (Corea del Sur), hace tres años; en los que diseñó los uniformes de competición de sus compatriotas participantes.

Excéntrico y divertido, Hubertus siempre destacó como figura mediática en los grandes eventos deportivos en los que compitió, en los que se ganó el cariño de la mayoría.

Intervino como cantante en varias inauguraciones de Mundiales; y en los primeros que organizó España, en Sierra Nevada (Granada) y en 1996, compartió protagonismo fuera de las pistas con el senegalés Lamine Guaye, al que estuvieron a punto de echar de esos campeonatos al desfilar en la inauguración -en la que ejercieron de maestros de ceremonia los inolvidables Paco y Blanca Fernández Ochoa, únicos esquiadores alpinos españoles que ganaron medallas olímpicas- junto a un médico italiano que llevaba la cara pintada de negro.

Un año después, en los Mundiales de Sestriere (Italia), disputó el descenso -la prueba reina, la más peligrosa- ataviado con la camiseta de la Juventus. Próxima a Turín, en la estación del Piamonte Hubertus corría en casa: su madre, la princesa ítalo-alemana Ira von Fürstenberg, era sobrina de Gianni Agnelli, el poderoso dueño de la FIAT.

A pesar de verse envuelto en alguna que otra polémica, como sus esporádicos enfrentamientos con el comité olímpico mexicano y un curioso episodio relacionado con unas fotos de una esquiadora libanesa en los Juegos de Sochi, Hubertus, cada vez que fue requerido por la Agencia Efe en todos esos campeonatos, siempre se mostró extremadamente atento y amable.

"Me gustaría ganar a los que no esquian todo el año", declaraba Hubertus en los Juegos de Lillehammer'94 (Noruega) a Efe. A la que explicaba en los de Nagano (Japón), cuatro años después -en los que no compitió- y en Hakuba, sede de las pruebas de velocidad de esquí alpino, que aspiraba "a mejorar", al año siguiente -en los Mundiales de Vail (EEUU)- "el récord de participaciones" en grandes eventos del luxemburgués Marc Girardelli.

No sólo lo mejoró, sino que lo ha hecho con creces. En 2001, en los de Sankt Anton (Tirol, Austria), ya llevaba once Mundiales a sus espaldas. Y en 2010, por poner un ejemplo, seguía dando guerra: en los Juegos Olímpicos de Vancouver (Canadá) acabó el eslalon en el puesto 52. A 28 segundos del ganador, el italiano Giuliano Razzoli. Pero acabó. Y su nombre figura en la clasificación final.

El jueves participó, de nuevo en representación de México en la clasificatoria para la prueba del gigante. Y pasó el corte. Se quedó a 43 segundos del mejor tiempo, el del canadiense James Crawford, que al fin y al cabo tampoco acabó.

Este viernes, Hubertus no entró en la clasificación final de una prueba que ganó el francés Mathieu Faivre. Pero tomó la salida. Y participó, por decimonovena vez, en unos Mundiales del deporte rey invernal.

Hubertus es un fenómeno.

Adrian R. Huber

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