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Y Griezmann se reconcilió con el Metropolitano

Y Griezmann se reconcilió con el Metropolitano
Y Griezmann se reconcilió con el Metropolitano - Miguel Ángel Moreno
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Era el día indicado y el momento clave, en el que el Atlético se jugaba mantener sus escasas opciones de pasar a los octavos de final de la Liga de Campeones, y tras recibir silbidos en el derbi madrileño, el delantero francés Antoine Griezmann se reconcilió con su estadio con un gol en el minuto 69.

La afición preparó el terreno, animando desde el inicio del encuentro al '7' francés del Atlético de Madrid, pero no fue hasta el ecuador de la segunda mitad cuando Griezmann escuchó el sonido que llevaba ocho partidos esperando oír en el Wanda Metropolitano, el del gol.

Quizás por eso se llevó el dedo a la oreja cuando corría por hacia el córner izquierdo del fondo norte después de marcar el 1-0 del duelo contra la Roma, hasta entonces un partido de sufrimiento y a cara de perro, con ocasiones rojiblancas e incluso un gol anulado por mano al centrocampista argentino del Atlético Augusto Fernández.

Escuchó a la grada que gritaba por un gol que permitía respirar aunque fuera mínimamente al aficionado rojiblanco, sabedor de que el equipo lo tiene muy difícil para seguir vivo en la 'Champions' pero que sin ganar hoy la eliminación era segura.

También rugían los 68.000 espectadores del Metropolitano por la belleza de un tanto que llegó cuando el entrenador argentino Diego Pablo Simeone puso toda la carne en el asador y cuatro delanteros sobre el césped. La jugada pasó por tres de ellos.

En un contraataque, Fernando Torres -hoy titular por tercera vez en esta temporada, la primera en el Metropolitano- elevó el balón buscando la llegada del argentino Ángel Correa, a quien el balón le vino muy largo hasta el punto de llegar a él cuando se aproximaba a la línea de fondo.

El delantero rosarino hizo lo único que podía hacer en esa circunstancia, buscar un 'pase de la muerte', un centro elevado que realizó prácticamente desde el suelo y llegó a las cercanías de Griezmann.

Antoine se elevó y golpeó el balón en el aire con la pierna izquierda en una especie de media chilena que fue imposible de divisar para el guardameta brasileño del Roma Alisson Becker.

Un gol para acallar rumores que firmaba una reconciliación del menudo punta francés con la que es su afición desde hace tres temporadas y media, que había expresado su disgusto con la actuación del francés en el pasado derbi madrileño contra el Real Madrid con una pitada mayoritaria cuando fue sustituido.

Tras aquel partido, Simeone dejó un mensaje claro: Griezmann es "de la familia" y hasta el día que esté con de la familia él irá "a muerte" con su delantero. Le secundaron varios de sus jugadores ese sábado, reforzando la idea.

La afición del Atlético, especialmente su fondo sur, tomó el mensaje como propio y decidió animar al francés, en un encuentro fundamental en el que el conjunto madrileño debía ganar para mantenerse vivo en la máxima competición continental.

Así, incluso antes de que saltaran los jugadores, el fondo sur ya coreaba su nombre, y en los instantes previos al saque inicial, a lo que el francés correspondió con aplausos.

Resonó el "porque luchan como hermanos, defendiendo sus colores" del himno antes de la salida de los jugadores, en un estadio que se fue llenando poquito a poco, debido a la hora del partido en un día laborable y a los habituales atascos que sufren los vehículos que se aproximan al nuevo coliseo rojiblanco.

También hubo algo de hermanamiento con los 2.800 hinchas romanos desplazados al Metropolitano, ya que el fondo sur rojiblanco comenzó a gritar contra la Lazio, el rival ciudadano del conjunto 'giallorosso' y fue correspondido por la hinchada romana ubicada en la parte alta del fondo norte.

La hermandad se acabó una vez iniciado el encuentro, con un comienzo tembloroso de la defensa rojiblanca, pero un asentamiento cada vez mayor del conjunto rojiblanco, que se fue entonando hasta encadenar varios remates de cabeza a puerta durante la primera mitad, con el corolario del gol de Augusto en el 41.

El remate del argentino se produjo después de que le diera el balón en la mano, por lo que el árbitro holandés Björn Kuipers decidió anular el tanto por entender que el rojiblanco se había ayudado de ella para controlar el balón antes de disparar.

Se vio durante el primer acto un Griezmann que buscaba con empeño conectarse con sus compañeros, pero que no acababa de tener fortuna, más allá de un disparo lejano que se marchó desviado y fue premiado por los aficionados con aplausos.

El partido había sido infructuoso para él hasta ese minuto 69 en el que llegó el pase de Correa y esa media chilena. La espera mereció la pena y Griezmann dejó atrás ocho partidos de sinsabores. A la fiesta se unió su compatriota Kevin Gameiro, que hizo el segundo a pase, precisamente, de 'Grizzi'.

La afición rojiblanca, que reclamó a sus jugadores de nuevo tras los 90 minutos reglamentarios y vio como volvían a salir al campo para saludar, celebró la recuperación para el gol del que es su jugador franquicia.

Lástima que los hayan recuperado tan tarde en la 'Champions', en la que no dependen de sí mismos y necesitarán, además de una victoria en Londres contra el Chelsea, un empate o una derrota de la Roma en casa contra el Qarabag azerí. 

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