FÚTBOL ESPAÑA / RESUMEN DEL AÑO

Esplendor blanco en la hierba, convulsión en los despachos

Esplendor blanco en la hierba, convulsión en los despachos
El gran año blanco - José Antonio Pascual
EFEEFE10 min lectura

El Real Madrid convirtió 2017 en uno de los años de mayor esplendor de su exitosa y dilatada historia, todo lo contrario de lo que vivió la Federación Española de Fútbol (RFEF), que sufrió una convulsión, un terremoto, con el encarcelamiento -y posterior liberación- de su presidente, Ángel María Villar.

En los terrenos de juego, fue un curso anual histórico para el club que preside Florentino Pérez y para el equipo que dirige Zinedine Zidane, pese a que en LaLiga 2017/18 su andadura está siendo bastante regular.

El conjunto blanco ganó cinco títulos -Liga, Liga de Campeones, Supercopa de Europa y de España y Mundial de Clubes- y tan solo dejó al Barcelona la Copa del Rey. Logró su trigésimo tercer título doméstico con 93 puntos, tres más que el cuadro azulgrana, aunque tuvo que esperar a la última jornada, con la victoria en Málaga, a celebrar su reencuentro con la corona liguera.

Y lo hizo con ciertos aires de revolución. Nadie como Zidane esta temporada sacó más partido a unas rotaciones tan masivas. La denominada 'segunda unidad' fue clave y determinante. Toda la plantilla se sintió en mayor o menor medida importante y el equipo llegó fresco a la etapa decisiva.

Aún sin poder contar con la BBC en buena parte de la temporada por los problemas físicos del galés Gareth Bale el Real Madrid estuvo de dulce. Todo o casi todo lo que intentó e hizo le salió.

Le ocurrió también en la Liga de Campeones, en la que, salvó algún que otro apuro en momentos puntuales, apeó en las eliminatorias al Nápoles, al Bayern Múnich y al Atlético de Madrid antes de superar con autoridad en la final al Juventus de Turín en Gales (4-1).

Guiado por el espectacular acierto de Cristiano Ronaldo en las eliminatorias directas el cuadro de Zidane hizo historia. Se convirtió en el primer equipo en revalidar el título bajo el actual formato. La Duodécima voló a las vitrinas del Bernabéu.

Dichos títulos le ofrecieron la oportunidad de disputar de nuevo las Supercopas en agosto. En la de Europa, en Skopje, la víctima fue el Manchester United de Jose Mourinho, y en la de España se exhibió ante el Barcelona, al que venció en el Camp Nou por 1-3 y en casa por 2-0.

Tampoco dejó escapar la oportunidad de revalidar el título del Mundial de Clubes. En este caso en Abu Dabi. Pasó a la final con apuros y más pena que gloria para deshacerse del modesto Al Jazira y en el encuentro definitivo volvió a aparecer Cristiano Ronaldo para firmar de falta directa el 1-0 que supuso la guinda al pastel.

El delantero luso y Leo Messi volvieron a rivalizar en el césped y en la cima del fútbol mundial. El portugués, al amparo de su brillante andadura en los momentos determinantes y de su infinita voracidad ante el gol, recibió por segundo año consecutivo el reconocimiento universal y fue galardonado con los premios The Best de la FIFA y el Balón de Oro de France Football, con lo que alcanzó con cinco a Leo Messi. También fue para él la elección, por tercera vez, de mejor jugador del fútbol europeo.

El argentino, segundo en ambas votaciones, se proclamó máximo goleador de LaLiga con 37 dianas, lo que le otorgó su cuarta Bota de Oro europea e igualó a su vez con el luso, pero quizá lo que más ríos de tinta hizo correr fue su renovación. Finalmente, tras meses de hasta cierta polémica y dudas, firmó su nuevo contrato hasta 2021.

Al Barcelona le quedó la Copa del Rey. No faltó a su cita y, ante el Alavés (3-1), sumó su tercer título seguido y el vigésimo noveno de su historia.

Fue el último título de la etapa de Luis Enrique Martínez, que ya había anunciado su marcha con anterioridad, aunque la salida más sonora y espectacular fue la del brasileño Neymar Junior al París Saint Germain, todo un golpe de efecto para el club azulgrana y el fútbol mundial en un mercado enloquecido.

La respuesta, también multimillonaria, del club que preside Josep Maria Bartomeu, fue la contratación del joven francés Ousmane Dembele, al que una temprana lesión le ha impedido jugar apenas en el equipo que dirige con mano sabia, aires de normalidad y tranquilidad, Enresto Valverde.

Superada la dura derrota en la Supercopa y el 'huracán' Neymar, el 'Txingurri' ha sabido manejar a su plantilla y encontrar una dinámica de resultados incontestable, lo que le otorga una ventaja en LaLiga notable y un caminar firme en la Champions.

El Sevilla dejó vacante su corona en la Liga Europa al acceder a los octavos de la Liga de Campeones. En cambio, no pudo superar al Leicester City y se tuvo que despedir con cierto aire de decepción.

El Celta estuvo más que cerca de la final del Arena de Solna, pero le faltó acierto en la semifinal ante el Manchester United que se apuntó el título ante el Ajax con Ander Herrera y Juan Mata en el once inicial.

El Atlético de Madrid peleó como siempre. El conjunto de Diego Pablo Simeone, en cambio, se topó con el Real Madrid en la Champions y aunque rozó la remontada no pudo volver a la final, mientras que en la Liga fue tercero y en la Copa del Rey se topó también con el muro de la semifinal, en este caso cayó ante el Barcelona.

En este primer tercio de temporada estrenó por fin el Wanda Metropolitano, el 16 de septiembre contra el Málaga, con victoria por 1-0 con tanto del francés Antoine Griezmann, se despidió prematuramente de la Champions víctima de su incapacidad ante el Qarabag y en LaLiga quiere ser la alternativa al Barça.

2017 ofreció también al Valencia la salida del túnel en el que estaba sumido. La llegada al banquillo de Marcelino García Toral le ha dado otro aire y le ha devuelto el protagonismo perdido durante varios años.

Para el Alavés pasará al recuerdo por su magnífica temporada liguera, pero sobre todo copera, para el Girona por su llegada a la elite del fútbol español y para el Levante y el Getafe su retorno. Por contra, cayeron a la División de Plata Sporting, Osasuna y Granada.

Se registraron retiradas de ilustres como Xabi Alonso, Álvaro Arbeloa, Joan Capdevila -campeones de Europa y del mundo-, Álvaro Domínguez o Andoni Iraola, e imágenes imborrables como las de Messi y Cristiano Ronaldo mostrando su camiseta a las gradas de los estadios rivales.

No menos trascendente fue la de la detención de Ángel María Villar, por entonces presidente de la RFEF, aquel 18 de julio, que supuso un terremoto auténtico en los despachos, un sismo que sigue en pleno apogeo y cuya herida continúa abierta.

El encarcelamiento de Villar, su hijo Gorka y su vicepresidente Juan Padrón, convulsionó a un mundo que el primero dirigía desde 1988, lo que obligó a encontrar soluciones rápidas para poner en funcionamiento la nueva temporada y entró en un auténtico puzzle judicial y una lucha sin cuartel por el sillón presidencial.

Administración desleal, apropiación indebida y/o estafa, falsedad documental y corrupción entre particulares son los presuntos delitos cometidos por los tres, según el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, que les mantuvo once días en prisión e investiga a media docena de presidentes territoriales y empleados de la RFEF.

La denominada 'Operación Soule' se encuentra en proceso de instrucción y es referencia ineludible para el fútbol y sobre todo la RFEF, encabezada desde entonces por Juan Luis Larrea, anterior tesorero, y con una moción de censura promovida por Luis Rubiales, expresidente de la AFE, contra Villar, que había sido reelegido el 22 de mayo.

Suspendido hasta julio de 2018, Villar rechazó que cometiera delito alguno y denunció un golpe de Estado organizado para apartarle como presidente. No ha dimitido como máximo dirigente y en principio no va a hacerlo, algo por lo que sí que optó para salir de las vicepresidencias y otros cargos que ocupaba en la UEFA y en la FIFA.

 

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