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Y la Plaza de Castilla se hizo 'millonaria'

Y la Plaza de Castilla se hizo 'millonaria'
Pólvora y ruido 'millonario' calientan el hotel de River antes de la final
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 5 min lectura

Madrid, 9 dic (EFE).- La madrileña Plaza de Castilla, sede de multitud de empresas en la zona norte de la capital española, se convirtió este domingo en zona millonaria, no por la capitalización de sus corporaciones, sino por la presencia de aficionados del River Plate argentino, que se identifican con ese apelativo.

Los seguidores del River Plate, que se enfrentará este domingo a las 20:30 horas españolas (-1 GMT) a su máximo rival, Boca Juniors, por el título de la Copa Libertadores en el estadio Santiago Bernabéu, hicieron suya pasado el mediodía la zona norte del paseo de la Castellana, despejado de tráfico por la ocasión.

Venían de realizar el 'Banderazo', una demostración de ánimo para sus jugadores, en el hotel de concentración del River situado en una de la cuatro torres de la zona norte de la capital, donde consiguieron la atención de los futbolistas que entrena Marcelo Gallardo, que bajaron a verlos unos minutos protegidos por un amplio dispositivo policial.

Desde allí fueron bajando, de forma desordenada y tranquila, los 'gallinas', apelativo que dedican los de Boca a los de River, y que estos han asumido como propio. Muchos aprovecharon los bares cercanos al intercambiador de autobuses de Plaza de Castilla para hacer parada y fonda, y reponer fuerzas de cara a la 'superfinal'.

Aunque se suponía que seguirían su camino hacia el Bernabéu, los aficionados 'millonarios' encontraron en el escenario de la 'fan zone' de River, ubicado justo al sur de la plaza de Castilla, el lugar para congregarse antes de bajar al estadio.

Allí, la selección de música argentina, gran parte versionada para hacer cánticos de River, fue generando la fiesta previa al encuentro, hasta el punto que muchos hinchas subían hacia allí de las zonas cercanas al estadio, en contra del recorrido previsto.

Entretanto, los habitantes de los bloques de pisos a ambos márgenes de la Castellana asistían desde sus ventanas y balcones, entre asombrados y curiosos, a la invasión pedestre y porteña de la transitada vía del norte madrileño.

Las banderas de River de las 'filiales' del club porteño en ciudades españolas (las peñas en Madrid, Barcelona, Mallorca, Málaga o Toledo) se hicieron fuertes en un festejo que incluso tenía su propio Papa Noel, por supuesto hincha del club del barrio porteño de Núñez, con camisetas blancas con la franja roja en diagonal por doquier y gallinas en las cabezas.

Una fiesta que debía ser pacífica, a diferencia de lo ocurrido el 25 de noviembre en los alrededores del Monumental de Buenos Aires, cuando fue apedreado el autobús del Boca Juniors y dañó a varios de sus jugadores, lo que generó la suspensión del partido y su traslado a Europa.

"El fútbol es una fiesta para disfrutar y no para pelear. Dios los bendiga", recordaba un grupo de aficionados colombianos ataviados con coloridos plumajes, uno con los colores de su bandera, amarillo, azul y rojo; y otro con plumas rojiblancas en referencia al club porteño.

Todo transcurrió con tranquilidad, con solo los fuegos artificiales y las bengalas como máximo sobresalto. Un espectáculo de pirotecnia improvisado por los hinchas de River que a partir de las 16:30 horas (-1 GMT), a cuatro horas del encuentro, sembró de colores rojos y de cenizas la Castellana.

La pirotecnia dio el relevo a la música de la fan zone, que se apagó a partir de entonces, con mensajes en las pantallas que recomendaban a los aficionados acceder con tiempo al estadio y hacerlo desprovistos de objetos de más de un metro, fueran pancartas, banderas o paraguas.

Para los 'millonarios' la música no era necesaria, ya que los tambores, los silbatos y los cánticos tomaron el relevo para seguir la fiesta y descontar horas de cara a la 'superfinal' del Bernabéu.

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