LIMA 2019 FÚTBOL (F)

El pago igualitario, un reclamo lejos de la realidad del fútbol de Latinoamérica

El pago igualitario, un reclamo lejos de la realidad del fútbol de Latinoamérica
El pago igualitario, un reclamo lejos de la realidad del fútbol de Latinoamérica
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 5 min lectura

Lima, 11 ago (EFE).- El movimiento promovido por la selección femenina de fútbol de Estados Unidos para reclamar un pago igualitario al de los hombres está todavía lejos de poder sumar voces en Latinoamérica, donde en muchos países el fútbol femenino todavía no es remunerado y continúa sin profesionalizarse.

"Son realidades muy diferentes", afirmó la seleccionadora de Costa Rica, Amelia Valverde, después de su equipo se colgase la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de Lima 2019.

A pesar de que tanto jugadoras como entrenadoras de Latinoamérica están a favor de que las remuneraciones puedan ser las mismas entre hombres y mujeres en este deporte, para reclamar eso primero tendrían que empezar a recibir al menos un sueldo por dedicarse al fútbol, por pequeño que este sea.

"En Estados Unidos ya llevan años con una estructura profesional, y la realidad nuestra es que nosotras tenemos que entrenar a las cinco de la mañana para que después de cada una se vaya a trabajar, a estudiar o a atender sus responsabilidades", explicó Valverde.

Preguntada por Efe, la entrenadora 'tica' señaló que en su selección solo hay tres jugadoras que militan a nivel profesional, una de ellas en el fútbol universitario de Estados Unidos, mientras que las demás tienen otras profesiones y algunas ni siquiera han terminado aún la educación secundaria.

"Así que para nosotras la lucha es a partir de los medios de comunicación, que les den espacio a las muchachas y así las marcas se acerquen", señaló Valverde.

"Creo que el fútbol femenino debería ser un proyecto país, los clubes de la primera división masculina que tienen infraestructura podrían aportar un poco más. Solo tenemos un club que apoya. Teníamos dos, peor uno se hizo a un lado", lamentó.

Para la técnica costarricense no es suficiente con que sus jugadoras disputen de vez en cuando algún torneo internacional porque "las jugadoras se tienen que preparar como futbolistas, para poder competir contra futbolistas".

"Cuando nos toca enfrentar a Estados Unidos o Canadá, se ven las diferencias", dijo Valverde, que sumó el bronce de los Juegos Panamericanos a la plata conseguida en los Juegos Centroamericanos y del Caribe y al oro logrado en los Juegos

"Hemos podido desarrollar muchas cosas a partir del Mundial femenino sub-17 en el 2014. La primera es el recurso humano pero después se necesita el recurso económico, y como desarrollas a una jugadora para que realmente se pueda desempeñar a partir de ahí", añadió.

Entre esas futbolistas que juegan casi por amor al deporte está Sofía Varela, futbolista del Deportivo Saprissa, quien reconoció a Efe que "toca entrenar muy temprano, pero hay que darle para delante".

"Ahorita ni siquiera hay un punto de comparación entre el fútbol femenino y masculino. Es algo que va muy despacio, a paso de tortuga. Lo importante es que los clubes comiencen a involucrarse en fútbol femenino", precisó Varela, delantera de 21 años.

Ese paso se va a dar por primera vez en Argentina, donde este año se va a comenzar a profesionalizar el fútbol femenino, lo que se espera que sea un punto de inflexión después de que su selección haya estado en el Mundial y se haya colgado la medalla de plata en los Juegos Panamericanos.

"Así no será tan difícil salir a entrenar", valoró a Efe la jugadora argentina Miriam Mayorga, de 29 años, con la medalla plateada todavía colgada en su cuello.

"Tenemos muchísimas cosas que mejorar cada día para seguir poniendo la valla cada vez más alta. Estamos en un inicio, en una base. Veremos cómo funciona este primer año en el que va a ser profesional", apuntó.

Mayorga, que juega de defensa y milita en el club UAI Urquiza, deseó que aumente el público en los estadios del fútbol femenino y que las últimas buenas actuaciones de la selección incentiven a más chicas a calzarse los botines.

Por ello los reclamos personificados en la figura de la capitana estadounidense Megan Rapinoe son vistos con esperanza al sur de ese país, conscientes de que todavía quedan varios escalones que salvar en el fútbol femenino para poder sumarse a esta iniciativa.

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