¿Por qué el proyecto "Big Picture" ha conmocionado a Inglaterra?

¿Por qué el proyecto "Big Picture" ha conmocionado a Inglaterra?
¿Por qué el proyecto "Big Picture" ha conmocionado a Inglaterra?
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 5 min lectura

La decisión de la Premier League y de los clubes de echar por tierra el proyecto "Big Picture' responde a un intento por parte del Liverpool y el Manchester United de abalanzarse sobre el campeonato y aumentar las diferencias, sobre todo en los despachos, con el resto de equipos fuera del 'top seis'.

Este plan, que preveía ayudar a los equipos modestos del fútbol inglés a cambio de que los nueve equipos más longevos en la Premier acaparasen el poder, lo comenzaron a idear en 2017 los dueños del Liverpool y el United.


Pronto encontraron un aliado en Rick Parry, antiguo presidente ejecutivo de la Premier y ahora al mando de las operaciones en la EFL (el organismo que controla la Segunda, Tercera y Cuarta división de Inglaterra).


"Creemos que este plan se hace en beneficio del juego y con el mayor interés posible por mantener la pirámide del fútbol inglés", dijo a Sky Sports Parry, ampliamente criticado por miembros de la Premier League, que pidieron su dimisión.


Lo que se esconde bajo esas buenas intenciones es tratar de controlar una liga que ya de por sí, con la excepción del Leicester City en 2015, está muy polarizada.


El rechazado 'Project Big Picture' proponía entregar el 25 % de los ingresos anuales de la Premier League a la EFL, además de un adelanto de 250 millones de libras (275 millones de euros) y 100 millones más para la federación inglesa.


Una especie de pago para ocultar las verdaderas intenciones del plan: la Premier reduciría el número de equipos de 20 a 18 y eliminaría la Copa de la Liga y la Community Shield (Supercopa inglesa), con el objetivo de aliviar el calendario y beneficiar de rebote a la selección inglesa, supuestamente siempre perjudicada en los torneos internacionales por el abultado número de partidos domésticos.


Además, se eliminaría el poder de voto de todos los equipos y solo tendrían derecho de decisión los nueve clubes que llevan más tiempo en la Premier, es decir, Manchester United, Manchester City, Liverpool, Chelsea, Arsenal, Tottenham Hotspur, Southampton, West Ham y Everton.


Sin embargo, con que seis de esos equipos votaran a favor de algo, no haría falta más para dar luz verde una propuesta, por lo que se enmascara que el top seis sería el que en realidad aglutinaría el poder.


Habría dos beneficiados en toda esta historia: la EFL, que encontraría una forma de financiarse, y los más poderosos, que aumentarían su dominio sobre el resto y que tendrían en su mano aprobar, entre otras cosas, derechos televisivos, bonus de rescate por descender o, en caso de que fuera necesario, decisiones sobre cómo terminar la temporada en caso de que el coronavirus no permita avanzar como hasta ahora.


Otras de las propuestas incluidas en el plan serían dar más dinero en forma de incentivos por la clasificación liguera, lo que obviamente beneficia a los más grandes, así como permitir a los clubes que vendieran determinados encuentros directamente a través de sus canales oficiales, en lugar de los operadores habituales, encorsetando aún más el producto y pretendiendo llegar a más aficionados, sobre todo en mercados como el asiático.


La respuesta de la Premier y de la mayoría de los clubes ha sido contundente, rechazando el plan por completo y ofreciendo a cambio un paquete de ayudas de 50 millones de libras (55 millones de euros) a la EFL, que trata de acallar los problemas que esta liga tiene y que se han visto agravados en los últimos meses con el coronavirus y con la prohibición de que los aficionados asistan a los campos de fútbol.


En tiempos de crisis, a juicio de los críticos con la iniciativa, los grandes equipos de la Premier tratan de pescar en río revuelto y ofrecer dinero a los modestos para acaparar más poder. La respuesta ha sido sólida: no, pero es posible que las intentonas no cejen mientras los aficionados sigan sin poder asistir a los partidos y los ingresos de los clubes se sigan resintiendo por el coronavirus.


Manuel Sánchez Gómez

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