FÚTBOL WENGER

Wenger, un admirador del Real Madrid

Wenger, un admirador del Real Madrid
Wenger, un admirador del Real Madrid
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 5 min lectura

Londres, 1 may (EFE).- En el pequeño pueblo de Duttlenheim, un niño descubrió la Copa de Europa viendo en un televisor junto a sus amigos la final en la que el Real Madrid aplastó al Eintracht de Fráncfort por 7-3. Creció admirando las gestas de los Di Stéfano, Kopa, Puskas y Santamaría y cuando el gigante blanco llamó a su puerta, lo rechazó.

Arsene Wenger, el constructor de los Invencibles, el hombre que abatió la idea del 'Boring Arsenal' ("Aburrido Arsenal") y borró las portadas de "Arsene Who?" ("¿Arsene qué?"), siempre fue un enamorado del Real Madrid, desde que tan solo era un crío que apenas podía soñar con jugar en el Estrasburgo.

"Cuando era un niño, el Real Madrid era mi equipo. Crecí viendo a Di Stéfano, Puskas, Kopa, Santamaría, Gento. Me dejaban impresionado. Me gustaba el Real Madrid y con el paso de los años llegué a jugar contra ellos", dijo Wenger, autor del libro "La Filosofía de un Líder (Editorial Córner, 2021)", en una entrevista con Efe.

Y si algo atraía al alsaciano en su predilección por el club de Chamartín era su templo. Wenger, que alimentó su vena futbolística en campos mal cortados y que vivió, tanto como jugador como entrenador, el ascenso por las precarias categorías inferiores del fútbol galo, apreciaba la mística del Bernabéu, la atmósfera de las grandes noches y su emplazamiento, atípico en una gran urbe y referente en Madrid.

"Me encanta ver que el estadio está en el centro de la ciudad. Es parte de la vida de la gente. El fútbol está en el corazón de la ciudad. Así es el Real Madrid y así es el Santiago Bernabéu", apuntó Wenger.

Al francés siempre le marcaron los estadios. Cuando Highbury fue derruido en 2007 y en su ubicación se construyeron apartamentos, que sufragarían los gastos del nuevo campo, Wenger sopesó comprarse uno, para poder admirar siempre lo que antes fue su terreno de juego y ahora era un jardín. Desechó la idea. Eran demasiadas emociones.

Aquel cambio de tablero, del vetusto Highbury al reluciente Emirates, ligó su futuro al del Arsenal. Los 'Gunners' necesitaban más que nunca a un director que fichara barato y vendiera caro, para poder sobrevivir en las vacas flacas que supusieron financiar el estadio. Necesitaban al descubridor de George Weah, de Lilian Thuram. Necesitaban al hombre que quedó con un jugador en un parking para echarle un uno contra uno y decidir si ficharle.

Mientras se iban Thierry Henry y Patrick Vieira, y entraban los Cesc Fábregas y Aaron Ramsey, Wenger, consciente de ello, fusionaba su futuro a la entidad. Y rechazaba al resto.

"Casi fui al Real Madrid en dos ocasiones. No hay muchos que puedan decir eso, pero estaba involucrado en un proyecto para construir el nuevo estadio que sustituía a Highbury y había que financiarlo. Lo pagamos todo nosotros, no recibimos ayuda de nadie. Lo pagamos en el campo y vendiendo a los jugadores más caros y fichando barato. Por eso no me fui al Madrid, quería terminar ese proyecto", dijo Wenger.

"Los valores que generas en un club son más importantes que ganar o perder un partido. Hay tres cosas por las que se te recuerda como entrenador: por tu estilo de juego, por cómo ayudas a los jugadores y por cómo ayudas al equipo a desarrollarse como estructura, como marca. Hoy los entrenadores solo se involucran en los dos primeros aspectos", añadió.

Tras 22 años en el banquillo del Arsenal, Wenger se marchó. Abandonó en 2018 la institución por la que perdió el sueño y años de vida. El equipo al que transformó desde las catacumbas descritas por Nick Hornby en "Fiebre en las gradas", hasta el conjunto que rozó la gloria europea en París.

"Rechacé a algunos de los mejores equipos de Europa y hoy estoy bastante orgulloso de ello. Porque demostré compromiso, lealtad y que se puede llegar hasta el final de un proyecto. No busqué la gloria inmediata, fui a por algo más profundo. En esta vida solo puedes hacer lo que crees que es correcto. Es mi carácter, no sé si elegí bien, pero hice lo que quise", aseguró Wenger.

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