Estadio Deportivo5 min lecturaMoscú, 15 feb (EFE).- El técnico del Athletic de Bilbao, José Ángel Ziganda, está en la cuerda floja debido a los malos resultados del equipo en la liga española, pero una buena actuación en la Liga Europa podría dar un giro copernicano a su situación.
"Siento que es una eliminatoria importante para el club", se limitó a responder ayer en rueda de prensa cuando le cuestionaron sobre su posible dimisión en caso de eliminación a manos del Spartak Moscú.
La memoria es corta y pocos ya recuerdan que en la temporada 2011-2012 con Marcelo Bielsa en el banquillo, el equipo bilbaíno tampoco estaba para tirar cohetes en liga y, de hecho, terminó décimo.
Todo cambió con el viaje el 16 de febrero a Moscú, igual que ahora, aunque entonces el rival fue el Lokomotiv, un equipo de inferior calidad al actual Spartak, que cuenta en sus filas con jugadores contrastados como Glushakov, Luis Adriano y Promes.
Entonces también hacía frío e incluso nevó y el Athletic, pese a hacer una gran primera parte, cayó por 2-1 y se las vio y deseó para remontar en San Mames.
Nadie en ese momento pensó que esa victoria daría paso a una histórica racha en la que los leones dejarían en la cuneta brillantemente al todopoderoso Manchester United de Alex Ferguson, al Schalke y al Sporting Lisboa.
Es verdad que el Atlético de Madrid no dio opción al Athletic en la final (3-0) y que el técnico argentino se acabó marchando del club de mala manera, pero muchos aún recuerdan el juego practicado por el equipo durante esos meses.
En Old Trafford, el Athletic virtualmente bailó a los diablos rojos durante gran parte del encuentro y desde entonces la afición del equipo vasco exige no sólo lucha, pundonor y victorias, sino también un buen juego.
Ziganda recordó ayer la eliminatoria del Lokomotiv y calificó el partido ante el Spartak como una "gran oportunidad" de iniciar una remontada, no sólo en juego y resultados, sino en el corazón de los aficionados, muy descontentos con el técnico.
Quedan en la plantilla algunos futbolistas que protagonizaron la hazaña europea hace seis años: De Marcos, Iturraspe o Susaeta, que fueron titulares en ambos encuentros, y San José, que jugó la vuelta.
Algunos de ellos serán titulares mañana en el magnífico estadio Otkritie Arena, donde se disputará uno de los cuartos de final del Mundial este verano.
El que no jugará es Muniaín, el héroe de la eliminatoria ante el Lokomotiv -adelantó a su equipo en la ida y certificó la remontada en la vuelta-, ya que está lesionado desde hace varios meses.
Curiosamente, Glushakov, el actual capitán del Spartak, militaba en las filas del Lokomotiv entonces y, de hecho, marcó el gol que supuso el empate.
Ziganda sabe que en caso de victoria podría dar la vuelta a la tortilla de una temporada que huele a chamusquina desde el mismo inicio de la cocción en septiembre.
Ídolo de la afición cuando formó parte de la plantilla del Athletic, el navarro no tiene más opciones que echar toda la carne en el asador ante los rusos.
Un antecedente le ayudará, ya que hace un poco más de 80 años la selección vasca liderada por Lángara recorrió la Unión Soviética para recaudar dinero con destino a la causa republicana y dejó una huella imborrable.
El primer capitán de la historia del Spartak, Alexandr Starostin, no tuvo en reparos en reconocer que el fútbol soviético nació con esa gira de los futbolistas vascos, que les enseñaron a jugar con la cabeza.
Ahora, los sucesores de aquel histórico equipo tienen la oportunidad de dar una nueva lección de fútbol a los rusos, que ya avisaron a los clubes españoles al endosarle un 5-1 al Sevilla en la primera fase de la Liga de Campeones.
A la tercera tiene que ser la vencida, ya que los vascos jugarán hoy el tercer partido de su historia en Rusia tras el empate sin goles en el 73 ante el Torpedo y la derrota de 2012 ante el Lokomotiv, aunque en ambos casos superaron la eliminatoria. Ignacio Ortega