EFE6 min lecturaLa Copa del Rey, en la que este miércoles encara las semifinales después de tres clasificaciones casi milagrosas, está desgastando seriamente esta temporada al Athletic, que desde que le llegó su torneo fetiche no conoce la victoria en una Liga en la que encadena ocho partidos sin ganar.
Si en las cinco rondas a partido único que lleva desde mediados de diciembre, dos de ellas con prórroga y penaltis, se le han ido acumulando los esfuerzos al equipo bilbaíno, ha sido en esta última semana cuando el cansancio le ha hecho más mella y ha condicionado sobremanera su rendimiento en el torneo de la regularidad.
El Athletic arrancó una de las semanas más exigentes de lo que lleva de curso, y probablemente también de lo que queda de calendario, con un encuentro en San Mamés en el que dio muchas muestras de no estar al 100 por cien de sus posibilidades físicas.
Un choque ante el Getafe en Bilbao que los azulones sentenciaron prácticamente con el 0-1 antes del descanso que les dio el golazo para el recuerdo del uruguayo Damián Suárez. Pudo meterse de nuevo el partido el Athletic, pero también acabar goleado tras del 0-2.
En las piernas de los jugadores rojiblancos, prácticamente todo el bloque titular, pesaba el esfuerzo del choque de entre semana en Tenerife, entero en inferioridad numérica hasta la prórroga; y, en la cabeza, también les despistaba el reto de días después de poder eliminar al Barcelona en San Mamés a partido único.
VICTORIA ANTE EL BARÇA EN COPA A PESAR DEL DESGASTE
Logró el hito ante los azulgranas en el más clásico de los duelos de Copa con un gol en el milagroso gol en descuento de Iñaki Williams. Pero lo hizo sin dar su mejor versión y aprovechando que el Barça, que no mereció perder, tampoco pasa por su mejor momento.
Pero al Athletic le salvó su espíritu, su capacidad de competir casi siempre en el escenario y en situación en la que se encuentre. Y más con Gaizka Garitano, con el que el esfuerzo, la solidaridad y la fe son innegociables.
Quedó claro también el librillo del técnico de Derio en el siguiente compromiso, el derbi liguero en San Sebastián frente a una Real Sociedad que asombró en las horas previas al Athletic-Barcelona con una exhibición en el Santiago Bernabéu para meterse también en las semifinales coperas.
En el Reale Arena, ante el tremendo desgaste de sus titulares, que frente a Getafe y Barça fue más que evidente, y la cercanía de la ida de semifinales, este miércoles en San Mamés ante el Granada, Garitano apenas si mantuvo en el once a cuatro de los que iniciaron el choque ante los de Quique Setién.
Lo demás todo cambios en un equipo sin Iñigo Martínez, por sanción, Yuri Berchiche y Raúl García, por lesión, y Dani García, Iker Muniain e Iñaki Williams, por descanso.
No fue la primera parte en Anoeta lo mejor de la era Garitano, pero al menos mantuvo el 0-0 en la primera parte. Tampoco el inicio de la segunda, en la que la Real se adelantó en una de las varias ocasiones que generó un desatado Alex Isak nada más salir al campo.
Pero también habían dejado el banquillo Muniain y Williams y su conexión equilibró el choque. E incluso amenazó con voltearlo. Pero no, fue de nuevo Isak el que golpeó y dio el triunfo a los suyos.
Fue la segunda derrota consecutiva en LaLiga de un Athletic que encadena ocho partidos sin ganar en una serie que comenzó hace dos meses en el Benito Villamarín con un arranque desastroso (3-2).
Después, cinco empates. Decepcionantes los de San Mamés en duelos ante Eibar (0-0) y Celta (1-1) que mereció ganar, y meritorios fuera en el Bernabéu (0-0), el Sánchez Pizjuán (1-1) y el RCDE Stadium. En Madrid y Sevilla dio la cara, pero fueron los palos y el desacierto locales los que le salvaron; en Barcelona, sin duda, mereció ganar.
Solo cinco puntos de 24 posibles que paga con una situación en la tabla claramente peor. Porque, de estar en puestos europeos y con puntos 'Champions', quinto y empatado con una Real a la que ya había ganado en San Mamés (2-0), ha pasado a verse ahora noveno y alejado de una Europa que tiene a seis puntos y a ocho la Liga de Campeones. ¿La razón? El desgaste de la Copa.