FÚTBOL COPA ATHLETIC-REAL SOCIEDAD

Una larga travesía de 34 años desde Zaragoza hasta Sevilla

Una larga travesía de 34 años desde Zaragoza hasta Sevilla
Una larga travesía de 34 años desde Zaragoza hasta Sevilla
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 5 min lectura

San Sebastián, 3 abr (EFE).- La Real Sociedad ha alcanzado este sábado, con su victoria en la final de la Copa del Rey, la orilla prometida de una larga travesía de 34 años, la que separa Zaragoza de Sevilla.

Los 34 años que se alargan desde el 27 de junio de 1987, cuando Luis Miguel Arconada -quién si no- levantó en Zaragoza el último trofeo que adorna las vitrinas de la Real Sociedad, hasta este 3 de abril, cuando un maltrecho Asier Illarramendi ha emulado su gesto para devolver a este club centenario, uno de los fundadores de la liga española, la gloria ya olvidada.

Entonces la Real Sociedad, de la mano de John Benjamin Toshack, logró su segunda Copa del Rey para completar una década prodigiosa que había comenzado con los dos títulos de liga consecutivos (1980-1981 / 1981-1982).

Al año siguiente, la Real se volvió a plantar en la final, pero cayó ante el Barcelona, que tenía ya firmados a tres de los mejores jugadores txuriurdines, "Txiki" Beguiristain, Luis Mari López Rekarte y José Mari Bakero.

Ahí comenzó la travesía del desierto de la Real Sociedad, que dejó de ser un equipo campeón para aspirar a competir en Europa de vez en vez.

Pasaron 15 años hasta que la Real Sociedad logró armar un equipo con vitola de campeón que, sin embargo, no llegó a serlo. Un conjunto comandado por un jovencísimo Xabi Alonso, acompañado por la zurda de oro de Javi de Pedro, la esencia de Mikel Aranburu, la casta de Valery Karpin y el instinto asesino de Darko Kovacevic y Nihat Kahveci, a quienes un calmado galo con aire de profesor, Raynald Denoueix, condujo a las puertas de la gloria.

La Real compitió en cabeza de la liga en la temporada 2002-2003 hasta la última jornada, pero acabó sucumbiendo al empuje del Real Madrid de Vicente del Bosque y, sobre todo, Ronaldo Nazario, que se empeñó en meter goles a pares en el último tramo del campeonato para frustrar los sueños blanquiazules.

El club se vio bueno y bonito y murió de éxito. Una errática gestión en los siguientes años le acabó condenando a la Segunda División en 2007 y sufrió una crisis deportiva, económica e institucional que la llevó al borde del colapso.

Precisamente la salida de aquella crisis cimentó el éxito de hoy, que personifica el presidente Jokin Aperribay, quien sustituyó al excéntrico Iñaki Badiola -el que prometió vender camisetas de la Real en los aeropuertos chinos-, para sacar al club del pozo deportivo y del concurso de acreedores en el que se encontraba.

El nuevo presidente contó con el beneplácito y el apoyo de las principales instituciones guipuzcoanas, alguna de ellas, como la Diputación de Gipuzkoa, una de sus principales acreedoras, y lo supo aprovechar para reflotar el club.

Aperribay, sin decir nunca una palabra más alta que otra, ascendió al equipo en 2010, modernizó las estructuras del club, instauró una idea clara de juego que atraviesa todas las categorías de la base, consiguió reformar Anoeta y retirar las pistas que alejaban el calor de la afición y devolvió el orgullo y la competitividad a la Real Sociedad.

La gestión de este empresario del sector armamentístico, hijo de un exvicepresidente txuriurdin, le ha llevado a inscribir su nombre en la historia de la Real junto al de José Luis Orbegozo, el que construyó el equipo campeón de los años 80.

La apuesta por la cantera, la confianza en los jóvenes y la puesta en escena de un fútbol moderno y vistoso ha permitido a la Real Sociedad en los últimos años atraer talento joven, como Alexander Isak, y también veterano, como David Silva, quien eligió al club donostiarra para volver a la LaLiga seducido por su atractiva propuesta.

Todos estos ingredientes, cocinados con la pasión de Imanol Alguacil, entrenador cien por cien producto de Zubieta que crece a la vez que el equipo, ha cerrado la larga travesía de 34 años sin obtener un título. El largo viaje desde Zaragoza a la Cartuja de Sevilla.

Rafael Herrero

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