FÚTBOL FINAL COPA DEL REY

Otra vez la Copa como alivio de luto

Otra vez la Copa como alivio de luto
Otra vez la Copa como alivio de luto
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 5 min lectura

Barcelona, 23 may (EFE).- Antiguamente, tras una pérdida, la tradición exigía un período de luto riguroso en el que había que vestir de negro y debían evitarse actividades de ocio. Un período que duraba más o menos tiempo en función de la importancia y el parentesco del finado y que daba paso al alivio de luto.

En esta segunda fase de aflicción, se permitía a la persona llevar un duelo más liviano, sustituir el negro por colores algo menos oscuros y reintegrarse poco a poco a la vida social.

Al Barcelona el alivio de luto le llega, de nuevo, con la final de Copa, como le ocurrió el año pasado tras la debacle en Roma, una tragedia que lloró durante once días antes de reintegrarse de nuevo a la vida futbolística.

El 3-0 que les dejó fuera de las semifinales de la 'Champions' en la Ciudad Eterna llegó el 10 de abril de 2018. Cuatro días después, los azulgranas, que a diferencia de este año todavía no se habían proclamado campeones de LaLiga, sufrieron lo indecible para sacar adelante su partido en el Camp Nou ante el Valencia (2-1).

No mejorarían las cosas con su visita a Balaídos (2-2), el 17 de abril. Había pasado una semana de aquella hecatombe y el Barça, todavía en estado de 'shock postraumático', aún aplazó una jornada más la conquista del título liguero.

Lo lograría en su siguiente viaje a Galicia en el que derrotó al Deportivo de La Coruña (2-4), pero antes, el 21 de abril, escenificó su alivio de luto en el Wanda Metropolitano, donde el Sevilla le esperaba en la final de Copa.

Allí, liderado por un magistral Andrés Iniesta, el equipo de Ernesto Valverde aliviaba su pena destrozando al Sevilla (5-0), que entonces dirigía Vicenzo Montella, con un doblete de Luis Suárez y los goles de Messi, Coutinho y el propio Iniesta.

El mago de Fuentealbilla, entonces capitán del equipo, cambiaba las lágrimas de dolor vertidas en Roma por otras de alegría por cerrar su etapa como azulgrana añadiendo un nuevo trofeo a su ya extenso currículo.

El Barça lograba, con enorme autoridad, el primer título de la temporada, que salvaría ocho días después con un meritorio doblete, tras superar, en once días, la pérdida en la competición europea.

Esta vez, el equipo de Valverde ha alargado el duelo una semana más, 18 días de riguroso luto por una tragedia aún mayor, porque la Copa de Europa estaba demasiado cerca para pensar que se podía perder en esta ocasión.

Porque aquel 4-0 que el Liverpool le endosó aquella maldita noche del 7 de mayo fue un mazazo del que todavía se está intentando recuperar.

No lo logró cinco días después en su último partido de LaLiga en el Camp Nou, que solventó casi por inercia ante el Getafe (2-0), pese a que el equipo jugó como alma en pena y con un Messi cabizbajo, sumido en la depresión futbolística más absoluta.

Tampoco una semana después en Eibar (2-2). Aunque esta vez, el '10' ya ofreció síntomas de recuperación anímica con un doblete en dos minutos que le garantizan el Pichichi de LaLiga (36 goles) y le convierten virtualmente en ganador, por sexta vez en su carrera, de la Bota de Oro.

Subrayan los psicólogos la importancia de llorar la pérdida, de reservarse un tiempo para convivir con la pena antes de dar por superado el trance. El Barça ha tenido esta vez 18 días para llorar una 'Champions' que ya sentía como suya.

El 25 de mayo, toca de nuevo alivio de luto, esta vez ante el Valencia en el Benito Villamarín. Otra vez la Copa como analgésico contra el dolor por la pérdida europea. Sería su quinta consecutiva. La 31ª de su historia.

Ginés Muñoz.

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