Estadio Deportivo5 min lecturaMadrid, 18 jun (EFE).- La Eurocopa 2020 ha recuperado para la causa a Italia y Países Bajos, dos de las grandes potencias del fútbol continental que parecen haber puesto fin a las penurias que les apartaron del escaparate los años precedentes y han irrumpido con un protagonismo notable.
Ambos conjuntos fueron las grandes ausencias en el Mundial de Rusia 2018. Incluso el cuadro neerlandés se perdió la pasada Euro 2016 disputada en Francia.
Tras caer en los cuartos de final de dicho torneo ante Alemania en los penaltis, Italia sucumbió en la fase previa del anterior Mundial ante el fulgor de una España que quería recomponer su figura y en la repesca ante la seriedad de una Suecia que marcó el único tanto de la eliminatoria.
El equipo de Países Bajos, por entonces Holanda, sucumbió en la previa de la Eurocopa 2016 por detrás de República Checa, Islandia y Turquía, y en la del Mundial 2018 fue superado por Francia y Suecia.
Los neerlandeses venían de rozar la gloria mundialista en Sudáfrica 2010, donde perdieron la final del Soccer City ante España con un tanto de Andrés Iniesta en la prórroga, y en Brasil 2014, en el que solamente los penaltis ante Argentina le privaron de volver a luchar por el oro. Tuvieron arrestos para recomponerse y adjudicarse el tercer puesto con un 3-0 a la mismísima Brasil.
Ambas selecciones, en cambio, han despertado del letargo. La renovación de sus plantillas está comenzando a dar sus frutos y se han plantado en los octavos de final de la Euro más universal por la vía rápida.
Italia fue la primera en garantizar su progresión con sus claras victorias sobre Turquía y Suiza, pero sobre todo con unas formas tremendamente atractivas, una presión intensiva y un juego muy ágil.
Roberto Mancini, con la experiencia atrás de Leonardo Bonucci y Giorgio Chiellini, el despliegue de Giovanni di Lorenzo y Leonardo Spinazzola, la sobriedad de Jorginho, el trabajo y la llegada de Nicolo Barella y Manuel Locatelli, y la movilidad constante en ataque de Ciro Immobile, Lorenzo Insigne y compañía, ha elaborado un cóctel que hasta ahora ha sido la sensación del torneo.
Y Países Bajos hizo lo propio al día siguiente junto a Bélgica para garantizarse incluso el primer puesto de su grupo después de sus victorias sobre Ucrania y Austria y pese a algunos momentos de desconexión que, sobre todo en el primer partido, le pudieron costar un disgusto.
Acaudillado por Georginio Wijnaldum y Frenkie de Jong en la medular, con la magnífica nueva versión de las últimas temporadas de Memphis Depay y la velocidad, profundidad y acierto del carrilero diestro Denzel Dumfries, el equipo que dirige Frank de Boer ha tenido el inicio soñado en el Johan Cruyff Arena de Amsterdam.
Les queda aún a los italianos cerrar el grupo ante País de Gales, que se juega pasar sin tener que esperar a la 'repesca' de los terceros, y a los neerlandeses un partido de absoluto trámite contra Macedonia del Norte, ya eliminada, lo que le permitirá unas rotaciones masivas.
Con el billete de los octavos en el bolsillo ambos han demostrado que ya están otra vez de vuelta, pero a partir de las eliminatorias directas necesitan confirmar si están en disposición de ser competitivos de nuevo y pugnar por alcanzar al menos las semifinales.
Italia no lo logra desde que cayó ante España en la final de Kiev 2012 y Países Bajos desde que cedió en el entonces denominado Amsterdam Arena frente a la 'azzurra' en los penaltis de la semifinal de la edición de 2000.
José Antonio Pascual