El esfuerzo de Neyder Lozano para volver a sentirse futbolista

El esfuerzo de Neyder Lozano para volver a sentirse futbolista
Neyder Lozano, trabajando en el gimnasio de la Ciudad Deportiva del Granada. - Chema Ruiz España
Chema Ruiz EspañaChema Ruiz España4 min lectura
Desde que Neyder Lozano pudo vestirse de corto por última vez han pasado nada menos que 907 días. Más de dos años durante los que el defensa colombiano, que sufrió una fisura en la tibia derecha, ha tenido que ver desde la grada cómo sus compañeros hacían historia con el Granada, cómo se marchaba el entrenador que apostó por él para dar el salto a Primera división y cómo se quedaba sin ficha. Prácticamente todo el tiempo por el que se vinculó con el club rojiblanco. El cafetero, tras pasar tres veces por el quirófano, continúa trabajando en el gimnasio de la ciudad deportiva nazarí, con el objetivo de volver a sentirse futbolista.

El propio jugador mostró su rutina de trabajo a través de un vídeo publicado en su perfil oficial en Instagram. Sin dorsal en la ropa de entrenamiento del club ni calzarse las botas, el colombiano, de 27 años, entrena al margen de todos sus compañeros, lejos del césped. Se ejercita con pesas, poleas, una fitball, una cinta de correr y emplea un cajón de arena también para entrenar la pisada en otra superficie. "Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece", escribió el jugador para acompañar la grabación, así como otros mensajes motivacionales, como "todo llega" o "resiliencia".

Neyder Lozano no ha debutado en encuentro oficial con el Granada y, sin ficha con los de Robert Moreno, se antoja complejo que lo llegue a hacer. Se vinculó con la entidad rojiblanca hasta julio de este mismo año, por lo que solamente una renovación le brindaría la oportunidad de ponerse la camiseta del cuadro nazarí en competición. Hasta la fecha, la hinchada solo le ha podido ver en una pretemporada.

Fue cuando se unió al conjunto rojiblanco, en verano de 2019. El Granada acababa de ascender a Primera división y la dirección deportiva nazarí le incorporó para reforzar la defensa, tras cuajar un buen curso en el Elche, en Segunda. Fue, de hecho, la primera incorporación de aquel mercado estival de fichajes.

Expresó durante la preparación veraniega previa al inicio del curso su capacidad de adaptarse al lateral izquierdo. Jugó contra el Reading, el Jaén, el Alcorcón, el Almería y Las Palmas, antes de despedirse del balón hasta ahora. Una fisura en la tibia derecha, que se complicó con el paso del tiempo, frenó el que sería su debut en Primera división a poco de que este llegase.

Perdió la ficha con el primer equipo nazarí durante aquella misma campaña, lo que permitió la incorporación de Antoñín en el mercado invernal. Su trabajo en el gimnasio le permitió ir acercándose al grupo en varios momentos posteriores, durante los que, incluso, llegó a calzarse las botas y a tocar balón. La luz, sin embargo, se le fue escapando mientras cada paso por el quirófano prolongaba el túnel.
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