Madrileño de nacimiento, 'El Comandante' comenzó jugando al fútbol sala en Getafe para acabar pasando luego por clubes como el Brunete o el Parla. Esta sería su última experiencia antes de recalar en el Fuenlabrada, cuando éste se encontraba en Tercera.
Sede de partidos dos categorías por debajo del profesionalismo, el campo de La Aldehuela no era quizás por entonces el escaparate más vistoso para un futbolista. Sin embargo el destino quiso que ahí comenzase a fraguarse su historia de amor con el Levante.
La facilitó Juan Luis Mora. El que fuera portero del Valencia, el Oviedo o el Espanyol se desplazó a la localidad madrileña a fin de fichar a un defensa para el filial pero acabó poniendo sus ojos sobre un jugador que ya es historia de la entidad.
Por entonces tenía ya 24 años, una edad tardía para escapar del cuarto escalón del fútbol nacional. Pero los valencianos pasaron ese detalle por alto y decidieron no convertirlo en una barrera, abriéndole las puertas del segundo equipo.
Una oportunidad que el hoy buque insignia de los granotas no desaprovechó pese a que le costó hacerse un hueco en el seno de la primera plantilla, con una cesión en el Eibar por el camino incluida.
A vueltas ahora con su posible renovación, a sus treinta y tres años se medirá por primera en partido oficial al que fuera su equipo. Su vida y la de Fuenlabrada han cambiado para mejor, y jugará incluso en un nuevo recinto, pero a buen seguro que unos y otros recordarán aquellos años donde el 'glamour' escaseaba y tenían que luchar juntos por cumplir sus sueños.